Estimado Doctor Amor:
Le escribo animada por las consultas que veo recibe semana a semana en el sitio De todo un poco tv. Realmente el tratamiento que realizan de los diferentes temas me parece muy interesante. Soy una abuela joven. Tengo 55 años y siempre me mantuve en forma, haciendo gimnasia y cuidándome en las comidas.
Fui en mi juventud, muy bonita. Desde hace 3 años vivo sola, ya que mi querido esposo falleció de una triste enfermedad. En estos tres años de ausencia de mi marido, no he tenido ninguna relación con alguien del otro sexo. Es decir, ninguna relación intima. Lógicamente hablo y convivo -en mi trabajo por ejemplo- con hombres, pero no he intimado con ninguno. He apuntalado mi vida con mis hijos y nietos, quienes vienen seguido a visitarme a mi casa. La misma tiene un amplio jardín, y en especial los días de verano, los chicos la pasan muy bien. Además, al vivir en las afueras de Buenos Aires, estamos cerca de muchos clubes de deportes y esto beneficia a mis nietos, que son aficionados al fútbol y al rugby. Especialmente el mayor que tiene 17 años. El otro día vinieron a visitarme a casa, un sábado luego de haber jugado un partido de rugby. Cayó mi nieto con dos amigos del equipo. Lógicamente le hice una rica y suculenta cena, porque los chicos a esa edad, son de buen comer. Pero al finalizar la comida, se largó a llover copiosamente. Entonces les dije que si querían podían quedarse a dormir en la pieza del fondo y que mañana se levantaban a la hora que quisieran y se iban. Encantados los chicos, dijeron que sí y se fueron a escuchar música y a charlar a la mencionada pieza. En tanto, yo terminé de lavar los trastos en la cocina y me fui a dormir a mi habitación. Muerta por el cansancio, rápidamente me quedé dormida. Muy profundamente dormida. Tanto que comencé a soñar algo increíble. Soñé que estaba con Roberto -mi esposo fallecido- paseando por las calles de Roma. Es sueño era terriblemente real. Fuimos a comer a un restaurante frente a la Piazza España, y luego nos fuimos al hotel. Allí descubrí que el sueño lo vivía como si tuviera una edad de 30 años. Como si mi cuerpo sintiera como sentía a los treinta. De golpe aparecí acostada en la cama del hotel, con Roberto a mi lado, y comenzamos a hacer el amor. Roberto eras maravilloso, ya que era muy musculoso y le encantaba todos los juegos anteriores al coito. Y era real, ….muy real. Y hicimos todo. Fue fabuloso. Hasta que en el momento en que llegué al éxtasis, me despierto y me doy cuenta que era un sueño, y descubro que en mi cama, sobre mí, está uno de los compañeros de rugby de mi nieto.
No se que hacer doctor, me siento mal, y como culpable de la situación. Sé que soy joven y bella, pero esto no debería haber ocurrido.
Un comentario, por favor.
Estela de Del Viso. Buenos Aires
Respuesta del DR AMOR:
Estela:
Difícil experiencia la que te tocó vivir. No debes sentir culpas, ya que no lo buscaste, ni ocurrió sabiéndolo. Sino que para vos -hasta que lo descubriste- fue tan sólo un sueño más. Lo importante es saber que ocurrió después. Que sensación primo en tu interior, la indignación o la satisfacción sexual. Además, debés considerar que vas a hacer con este «muchachito» que por lo visto es como Billy the Kid, el más rápido del oeste. En principio deberías hablar con este chico, aclarar las cosas y evitar que vuelva a tu casa. No sería bueno que consideres nada más, debes pensar que todo esto fue un lamentable error de su parte. Y luego, fijate si tus hijos pueden llegar a comprender una cosa así, sin que ninguno de ellos lo mate al rugbista este. Además, tienes que intentar recomponer tu vida. Bien decís que sos joven y bonita todavía. Queda mucho de tu vida, como para no compartirla con un hombre que te quiera bien. Pensalo.
Dr. Amor
PD: En el consultorio, una de las colegas que trabaja con nosotros, tiene una piecita libre para alquilar. Dice si podés comentarle al chico este, …..»al rugbista».