Según las Sagradas Escrituras, era costumbre entre los antiguos desgarrarse o romper en tiras las ropas en momentos de desconsuelo, como señal de reconocimiento de los errores cometidos. Una demostración que lo realizado era un error.
En la actualidad, se aplica como crítica a las personas que demuestran preocupación y arrepentimiento cuando es demasiado tarde y ya nada se puede hacer.
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