La histoplasmosis es una micosis sistémica, conocida como la Enfermedad de las Cavernas, caracterizada por lesiones necrogranulomatosas, que afecta a carnívoros, equinos y humanos por la infección con una de las tres subespecies del hongo dimórfico Histoplasma capsulatum. No se trata de una enfermedad contagiosa que se pueda transmitir entre personas o animales
Su manifestación en personas inmunocompetentes suele ser asintomática. Puede cursar con cuadros parecidos a los de una neumonía con fiebre, distrés respiratorio, y en un 20% aproximadamente de los pacientes se llega a producir un shock séptico, fallo renal y coagulopatía.
Epidemiología
La histoplasmosis tiene una amplia distribución geográfica, estando presente en América, África y Asia. H. c. var. capsulatum afecta a carnívoros y se extiende en América desde el sur de Canadá a las regiones centrales de Argentina, siendo enzoótico en los valles de los ríos Mississippi, Missouri y Ohio, en Norteamérica, y la cuenca del Río de la Plata en América del Sur; H. c. var. farciminosum afecta a equinos en África, Oriente Medio y Asia; y H. c. var duboisii es un patógeno humano estricto en África Ecuatorial.
Se aísla de la naturaleza en las zonas templadas y tropicales húmedas, cuyos suelos son ácidos, ricos en nitrógeno, fosfatos e hidratos de carbono. Los histoplasmas se relacionan especialmente con el guano de las aves y de las cuevas habitadas por murciélagos.
La infección natural se produce a partir de suelos contaminados, y es generalmente inhalatoria en H. c. capsulatum y duboisii, y percutánea en H. c. farciminosum. No es contagiosa, y la enfermedad es esporádica excepto en áreas enzoóticas, donde la prevalencia de infecciones inaparentes puede ser muy elevada.
Patogenia
La infección por H. c. capsulatum y H. c. duboisii acostumbra ser inhalatoria, y los microconidios son capturadas por los macrófagos pulmonares, en los que germinan dando blastosporas. Generalmente son destruidas en mayor o menor plazo, y la infección es abortiva o asintomática, pero en casos de inmunidad celular deficiente, se liberan del fagolisosoma pasando a citoplasma, donde se multiplican libremente, y se reparten por todo el organismo. La infección estimula la multiplicación de los macrófagos infectados, dando lugar a proliferaciones con necrosis e infiltración de tipo granulomatoso, muy frecuentes en pulmón, pero posibles también en ganglios, piel, digestivo (en perros) y sistema nervioso central. La enfermedad generalizada es mortal.
La infección por H. c. farciminosum en cambio, suele ser percutánea, por abrasiones cutáneas en las extremidades, aunque también ocurre por vía inhalatoria o conjuntival. Si tiene éxito, los macrófagos llevan la infección a los ganglios locales, desde donde se difunde por continuidad y contigüidad produciendo una linfadenitis con linfangitis progresiva, granulomatosa y habitualmente ulcerativa. La infección, clínica o inaparente, produce siempre una fuerte sensibilización alérgica.
Síntomas
Los síntomas dependen del síndrome clínico subyacente:
- Histoplasmosis pulmonar asintomática aguda:
- no se presentan síntomas.
- Histoplasmosis pulmonar sintomática aguda:
- fiebre
- escalofríos
- tos
- dolor torácico al inspirar
- Histoplasmosis pulmonar crónica:
- tos
- dificultad respiratoria
- dolor torácico
- sudoración
- fiebres que pueden ser similares a las de la tuberculosis pulmonar e incluir tos con sangre (hemoptisis)
- Histoplasmosis diseminada:
- fiebres
- dolor de cabeza
- rigidez en el cuello
- lesiones cutáneas
- úlceras bucales
- Otros síntomas del histoplasma:
- dolor articular
- nódulos cutáneos
- erupciones en la piel
Diagnóstico
Consiste en el hallazgo del agente etiológico en las lesiones, mediante un estudio directo de las mismas con el fin de hallar las levaduras intracelulares (dentro de células del sistema fagocitico mononuclear) en muestras de esputo, lavado broncoalveolar o de líquido cefalorraquídeo en casos de infección en pacientes inmunocomprometidos. Eventualmente puede realizarse inoculación animal. Las muestras analizadas dependerán de las manifestaciones clínicas que presente el paciente.
Si la lesión es de piel o mucosa, se efectuará una toma de la lesión con bisturí estéril, extrayendo abundante material. Si la lesión fuera costrosa, se deberá descostrar la misma antes de realizar la toma. Radiológicamente se observan infiltrados pulmonares con retracción de lóbulos superiores, casquetes pleurales, cavidades, desviación traqueal, nódulos calcificados.
En el caso de que se sospeche histoplasmosis visceral, el material a estudiar puede corresponder a expectoración, biopsias de ganglios linfáticos, lavados broncoalveolares, punción medular, punción hepática, etc.
Prevención
La prevención básica estriba en evitar en lo posible la exposición, cosa no siempre factible en áreas enzoóticas, pero sí, al menos, en los dormideros de pájaros y cuevas de murciélagos.
Tratamiento
Son usados medicamentos Antifúngicos para el tratamiento de casos severos de histoplasmosis aguda y todos los casos de histoplasmosis crónica y diseminada. El tratamiento típico para los casos severos de la enfermedad comprende el tratamiento con anfotericina B, seguido por itraconazol por via oral. El tratamiento con itraconazol necesitara ser continuado por al menos un año en casos severos.[1]
En casos moderados, el itraconazol oral o ketoconazol son suficientes. La enfermedad asintomática usualmente no requiere tratamiento. La infección previa induce protección parcial contra los efectos de la enfermedad si ocurre reinfección.
En equinos la forma linfangítica, más crónica, puede ayudar la excisión quirúrgica y tratamiento i.v. con yoduros.
Referencias
1.↑ Barron MA and Madinger NE (18 de noviembre de 2008). «Opportunistic Fungal Infections, Part 3: Cryptococcosis, Histoplasmosis, Coccidioidomycosis, and Emerging Mould Infections». Infections in Medicine. http://www.consultantlive.com/infection/article/1145625/1404367.
Fuentes consultadas