Cuando hablamos de la ansiedad, nos referimos a ese estado momentáneo de angustia o desesperación circunstancial.
Podemos estar ansiosos si estamos esperando los resultados de un examen que queremos aprobar. Podemos estar ansiosos si estamos esperando una llamada de esa persona especial. Incluso podemos estar ansiosos si vamos a ser padres…
La ansiedad en sí misma es un estado emocional-mental que pudiéramos comparar con «impaciencia».
No tengo paciencia para esperar ese resultado del examen, no tengo paciencia para esperar esa llamada, no tengo paciencia para esperar a tener a mi hijo entre mis brazos.
Observando a la ansiedad desde ese real significado, todos en algún momento de nuestra vida, hemos estado ansiosos, hemos vivido un estado de ansiedad. Y no por eso estamos enfermos, simplemente es un estado emocional circunstancial.
Una vez que ya sabemos esto y que todos hemos visto como en los últimos meses se han incrementado peligrosamente los «estados ansiosos» de las personas a nuestro alrededor o incluso en nosotros mismos, vayamos a revisar todas las variantes que se han formado de un simple estado de ansiedad, porque no es sólo la ansiedad en sí misma, esto ya se está convirtiendo en el «padecimiento de moda»… ¿Será que hay una constante en todas esas variantes?
Veamos…
TRASTORNO DE ANSIEDAD GENERALIZADA:
Una amplia variedad de situaciones se perciben EQUIVOCADAMENTE como amenazantes, experimentándose ansiedad y preocupación excesiva (SIN LÓGICA ALGUNA). Dejo que mis pensamientos me dominen, cedo mi capacidad de control a mis pensamientos.
TRASTORNO DE PÁNICO O ATAQUES DE PÁNICO:
Aparición repentina de síntomas físicos de ansiedad (taquicardia, mareo, falta de aire, etc.) acompañados de la sensación de pérdida de control sobre uno mismo, de pérdida del propio juicio o de muerte inminente. No confío en mí ni en mi fuerza, mi inteligencia, mi control sobre mis emociones. Me dejo llevar por mis emociones, olvido mi poder sobre mí.
AGORAFOBIA
Miedo a encontrarse en lugares al aire libre muy grandes o con mucha gente. Miedo a estar en situaciones de las que resulte difícil escapar (Fiestas, Reuniones, Visitas en casa de alguien, Entrevista de trabajo, Reunión con los jefes, El Supermercado, El Cine). Miedo a que yo comience a sentirme «mal» de los nervios y «que los demás se den cuenta».
Situaciones comunes para la mayoría de las personas pero que a mí me ponen nervioso: Formarme en la fila de supermercado, tener que explicar algo a alguien, mezclarme con personas que no conozco, caminar por la calle sintiendo que todos me ven, subirme a un autobús y sentir que todos me observan. Miedo a socializar.
TRASTORNO DE ANSIEDAD SOCIAL:
Muy parecido al anterior pero en situaciones en donde yo sí soy el foco de atención. Hablar ante mi grupo de amigos, compañeros de escuela o trabajo. Recitar, Cantar, dar una plática o conferencia, dar una entrevista, presentar un examen profesional. Tengo un miedo enorme a equivocarme, a fallar, a que falle mi inteligencia, mi voz, a no ser «lo que los demás esperan», a que mis respuestas sean incorrectas. Miedo al rechazo.
Miedo a la calificación que «los demás» me otorgarán.
FOBIAS:
Temor intenso o irracional ante la presencia o anticipación de un objeto o situación específicos por ejemplo volar, determinados animales, sangre, inyecciones, claustrofobia, alturas, arañas, etc. Aquí se pueden mezclar experiencias desagradables del pasado pero en la gran mayoría de los casos se trata de «pensamientos» que me hacen llenar de miedo, aun sabiendo perfectamente, que no sucederá nada malo. Cedo mi poder de control a mis pensamientos e imaginaciones.
TRASTORNOS ADAPTATIVOS Y REACCIONES DE ESTRÉS:
Presencia de ansiedad, síntomas depresivos o alteración de la conducta en respuesta a un factor de estrés identificable pero inesperado: Accidentes, un problema con el banco, un problema con el coche, un familiar enfermo, es algo que ocurre rompiendo mi rutina, mi ritmo, me estresa, no sé cómo actuar o reaccionar, dejo de pensar, pierdo mi capacidad para pensar, no funciono.
ESTRÉS POSTRAUMÁTICO:
Re-experimentación de un evento altamente traumático, doloroso, frustrante o humillante en el que no pude defenderme, no pude hacer nada, no pude ganar, no supe reaccionar. Y todo mediante pensamientos, sueños o recuerdos persistentes, que me regresan una y otra vez al momento del impacto.
Dichas emociones repetidas una y otra vez, me llevan a alejarme de circunstancias similares para evitar volver a sufrir igual: Me niego a conducir un auto nuevamente, me niego a volver a la playa porque casi me ahogué aquella vez, me hacen mudarme de casa porque aquello sucedió afuera de donde vivo, etc.
TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO:
Presencia de pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes que causan malestar o ansiedad importante (obsesiones) generalmente relacionados con miedo a perder el control o a causar algún daño para uno mismo o para los demás. La persona intenta suprimir o neutralizar dichas obsesiones y la ansiedad que producen con otros pensamientos o comportamientos repetitivos (compulsiones) por ejemplo rezando, contando, lavándose las manos, ordenando cosas, o realizando conductas de comprobación. Desafortunadamente, estos rituales o compulsiones aunque produzcan un alivio inmediato agravan y mantienen la sintomatología obsesiva. Algo perdí, algo me quitaron, algo se fue, algo que yo tenía cerca y que me hacía una persona completa, ya no está y tengo la sensación de que si estoy solo debo poder controlarlo todo y asegurarme de que todo sea para mi bien.
HIPOCONDRÍA Ó ANSIEDAD POR ENFERMAR
Preocupación excesiva y persistente por contraer una enfermedad grave ante cualquier síntoma o molestia que se pueda experimentar. Se llevan a cabo comportamientos que den garantía de no tener una enfermedad (por ejemplo realizar frecuentes visitas al médico o una auto observación continua del cuerpo). Y si bien hay un miedo real a enfermar o a morir por dicha enfermedad, tan sólo se trata de intentar sentirse «acompañado», «escuchado», «atendido», por otros. Hay un interés por ser el centro de atención y pareciera que si estoy enfermo, esa es la mejor solución.
Luego de analizar y conocer todas las posibles variantes de una «simple» ansiedad o impaciencia, descubrimos que la ansiedad es tan solo una respuesta normal del organismo ante situaciones amenazantes o difíciles que en la biología animal o humana, es perfectamente entendible.
Es una respuesta biológicamente heredada como «instinto de supervivencia», porque estar ansiosos es estar listos para defendernos, para atacar, para huir. Con esto, podemos comprender perfectamente los síntomas:
Taquicardias, respiración acelerada, tensión muscular, etc. Porque justamente en una situación de vida o muerte, una situación en donde tengamos que salir corriendo, debemos estar listos y alertas.
Por tanto, es una emoción útil y esperable que nos permite enfrentarnos continuamente a nuevas sensaciones y experiencias, y por tanto no podemos pretender no experimentar nunca respuestas de ansiedad.
Claro que será comprensible también que una persona muy débil emocionalmente, una persona que haya vivido desvalorizada, una persona que siempre haya sido minimizada, una persona cuya autoestima haya sido lastimada, tendrá poco valor en sí misma. Se sentirá débil para reaccionar o pensar claramente, preferirá rendirse o victimizarse ante cualquier indicio de ansiedad antes que resolverla con actividades positivas, cambio de pensamientos, etc.
Del mismo modo que una persona con muchas actividades al día, entretenido, distraído, con una fuerza emocional enorme, que hace lo que le gusta y que vive pleno, sufra por más de un par minutos alguna vez en su vida de ansiedad. Este tipo de personas analizará la causa de su ansiedad y lo resolverá. Cambiará aquella circunstancia por otra más favorable o agradable, modificará aquello que su vida que él o ella perciban como dañino. Tendrá la fuerza emocional para superar el momento y seguir su día y su vida.
Pero como ya decíamos, nadie estamos libres de poder vivir un momento de ansiedad que nos supere. Está bien que la ansiedad sea algo normal, ok está bien. Pero si yo estoy viviendo CONSTANTES momentos de ansiedad, deberemos revisar qué es aquello que la detona.
La ansiedad es la pólvora y deberemos buscar la llamita que la hace estallar.
Prestemos entonces atención a la ansiedad cuando esta:
– Se produce ante situaciones que realmente no son peligrosas.
– Se extiende a una amplia gama de detonantes (llamitas) relacionados con la amenaza.
– Es intensa, exagerada, dramática, ridícula o desproporcionada.
– Persiste en el tiempo, meses o años.
– Genera mucho malestar físico y emocional en la persona al grado de impedir cumplir con sus obligaciones.
– Causa deterioro físico y mental todos los días.
– Nos impide hacer aquello que amamos o nos gusta.
Toda ansiedad afectará nuestros pensamientos, alterará nuestra forma de actuar, de reaccionar y hasta de movernos físicamente.
Saber que sentir palpitaciones, respiración acelerada, presión en el pecho, sensación de ahogo, mareo, sudores, escalofríos, náuseas, malestar de estómago, diarrea, temblor, inestabilidad, tensión muscular o boca seca es normal y que ninguno de dichos síntomas son peligrosos debería centrarnos y provocar que pensemos:
¿Qué está pasando y por qué?, ¿Por qué siento esto?, ¿En qué estaba o estoy pensando?, ¿Qué estoy imaginando?, etc.
Como adultos, tenemos necesariamente que poder controlarnos.
Tenemos que dejar de pensar y repetir pensamientos de «pobre de mí», «quién me ayudará», «no puedo solo», «estoy muriendo», «voy a morir»…eso no ayuda en nada.
Como adultos, tenemos que poder y saber controlarnos. Revisar nuestro entorno y verificar si realmente hay riesgo, por ejemplo, de un asalto, de que entren a robarme, de que alguien me mate, de que algo suceda.
Si realmente hay un peligro, resolverlo. Actuar y resolver.
Tengo ansiedad porque pienso qué será de mi vida si madre, hijo, papá, hermano pareja, muere?
Comprende que algún día lo harán, que es parte de la vida pero que aunque así fuera, tú no puedes hacer nada.
En su momento, tomarás decisiones. En su momento lo resolverás. Pero qué caso tiene hoy ponerte a imaginar, suponer, ponerte trágico, ayuda en algo? No.
Tengo ansiedad porque hablaré en público y no puedo, no podré, fallaré, me equivocaré?
Comprende que sí te puedes equivocar, sí puedes cometer un error, sí pueden reírse los demás de algo que digas …¿Y qué? Qué pasará? Nada…
Analiza cuántas veces en tu casa tus padres hablaron por ti, cuántas veces en tu casa no confiaron en que tú resolvieras algo….tal vez siempre te vieron como «el pequeño», «el que no sabe», «el que no puede», y tan sólo tu ansiedad es la consecuencia de que no te prepararon para «poder».
Es tu oportunidad para demostrarte a ti mismo, lo fuerte que eres y si te equivocas y se ríen de ti, ríete a carcajadas con ellos y hasta podrás bromear por tu equivocación!
Recuerda que la ansiedad es circunstancial. No te acostumbres a ella por mucho que la sufras. Analiza, piensa, observa…
Muchas ansiedades comienzan simplemente porque hoy no tienes nada qué hacer…surgen por aburrimiento, por encierro, por una vida rutinaria…cambia eso! Y no estamos hablando de fobias o de estrés postraumático. Sino de la ansiedad, de los ataques de ansiedad o el permanente estado de ansiedad «tan de moda».
Así que si sientes ansiedad, hay mucho por analizar. No necesitas que NADIE lo analice por ti. No necesitas que de buenas a primeras cedas el control a un medicamente «que te calme».
Revisa si cuando estás solo en casa o solo en la calle tienes más ansiedad que cuando «alguien» puede venir a tu rescate.
Se trata de que tú mismo te responsabilices de tu ansiedad y de que tú mismo te asumas como el responsable de resolverla. De que realmente observes lo que detona la ansiedad en ti. De que tú cambies tus pensamientos y emociones. Recuerda que tú mandas sobre tu ansiedad, no tu ansiedad sobre ti.
Si luego de trabajar mucho en ti, descubres que realmente necesitas ayuda. Si ya descubriste que no es emocional, ni a causa de pensamientos recurrentes, y que seguramente es algo físico que está mal en tu química, entonces pide la ayuda de un especialista en la salud mental y te mande además a realizar pruebas de laboratorio necesarias para saber lo que está pasando en tu cerebro y de lo cual no tienes el control aparentemente.
Sea como sea, no es agradable, vivir contantes crisis de ansiedad hace mucho daño!
«La evolución está impulsada por una eterna lucha por la supervivencia»…
Malvina Mierez – Ricardo Labrone: Neuro-Entrenadores de Grupo Ciemec
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