La mirada de un perro, fruto de la domesticación, es una herramienta poderosa de comunicación entre especies.
Aquellas personas que convivimos con perros sabemos perfectamente que los perros nos buscan activamente con la mirada. Algo que no hacen a nivel intraespecífico dado que entre perros podría ser interpretado como un signo de amenaza . Esta adaptación, que se estudia si es un subproducto conductual de la domesticación, nos ha otorgado enormes ventajas a ambas especies a la hora de poder comunicarnos de manera efectiva. Y es que, ¿quién puede resistirse a esa mirada tan tierna y no darle un trozo de nuestra comida o terminar acariciándoles en las partes que más les gustan?
Manipulación o el arte de la comunicación
Es evidente que los perros no hablan, pero sí se comunican, ¡vaya si lo hacen! De hecho, han desarrollado un complejo sistema muscular denominado AU101 compuesto por el levator anguli oculi medialis encargado de levantar la ceja interna haciendo que la expresión del ojo del perro parezca más redondeada. Y el llamado retractor anguli oculi lateralis que tira de los párpados hacia las orejas.
Ilustración artística de una persona acariciando a su perro. Foto: Leonardo.ai / Christian Pérez
Estos músculos son usados por el perro de manera voluntaria. Por tanto, si piensas que tu perro pone “carita de pena” para conseguir cosas de ti ¡estás en lo cierto, es así! Un estudio llevado a cabo por investigadores del equipo de la Universidad de Porstmouth encontró que aquellos perros de refugio que empleaban con más frecuencia este conjunto muscular tenían una mayor probabilidad de ser adoptados que aquellos otros que no lo usaban con tanta intensidad.
Además, los perros tienen una capacidad única con respecto a otras especies animales, y es que son capaces de rescatar información emocional de nuestros rostros. En un estudio liderado por la científica Natalia Alburquerque, se descubrió que los perros que participaron en el estudio eligieron con mayor frecuencia acercarse e interactuar con los protagonistas de escenas amigables frente a los que protagonizaban escenas de expresión con ira o enfado. En esos casos, los perros tendían a evitar el contacto.
Pero, ¿qué hace que la mirada del perro sea tan atractiva para los humanos?
Oxitocina: love is in the air
Los perros, al igual que los humanos, están dotados de un sistema nervioso similar en las cuestiones relacionadas con las emociones básicas, y también con las reacciones químicas y hormonales que se dan en nuestro organismo y en el suyo. En el caso del apego y vínculo que se genera entre dos individuos, ya sean humano-humano, perro-perro o humano-perro; se sabe que la hormona oxitocina juega un papel relevante en ese proceso de generación y mantenimiento de las relaciones afectivas. Así, diferentes investigaciones han determinado que, humanos y perros al cruzar nuestras miradas, segregamos una cantidad importante de esta sustancia que nos ayuda a establecer esos lazos emocionales con nuestros seres queridos.
Además, la oxitocina también está presente en los momentos de contacto físico que tenemos con nuestros perros. Recientemente, se supo que acariciar a un perro puede generar también esa descarga de oxitocina.
La oxitocina también está presente en los momentos de contacto físico que tenemos con nuestros perros
Es esta una de las razones por las cuales estos perros tienen tanto éxito como mediadores en los conocidos como programas de intervenciones asistidas con animales, en los que canes especialmente seleccionados y entrenados para ello, trabajan en contextos terapéuticos, educativos o de intervención social acompañando a profesionales expertos de esas áreas.
¿Entrenamos a nuestros perros o nos entrenan ellos a nosotros?
Podría decirse que, gracias a esa mirada deliciosa, los perros consiguen de nosotros muchas cosas que de otra manera sería prácticamente imposible: la mirada es el hilo conductor de una relación milenaria y exitosa que a día de hoy es única entre los humanos y cualquier otra especie animal. Las personas tendemos a pensar que somos nosotros quienes dirigimos y tomamos decisiones respecto a la convivencia con nuestros canes, pero ¿es esto realmente así?
Aunque nosotros decidamos la hora a la que realizamos un paseo, o la comida que ingieren nuestros perros, estos tienen una capacidad de influenciar en nuestras decisiones bastante alta.
Así, a través de la mirada, unido al movimiento de su cuerpo, y otras señales acústicas como ladridos o gimoteos, somos capaces de entender si nuestro perro quiere comer a una hora concreta o un alimento en particular, jugar con nosotros o con otros perros, que le rasquemos en una parte específica o salir a pasear al lugar que más les gusta. Y, lo mejor para ellos, es que normalmente obtienen el resultado que buscan gracias a que se han convertido en nuestros mejores entrenadores.
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Fuente: https://www.muyinteresante.com/mascotas/65517.html