Chistes de ancianos

Chistes de ancianos

Secuelas

– Papá ¿qué es una secuela?
– ¿Te acuerdas hijo de aquella anciana que estaba en la cola del supermercado que le di una buena paliza?
– Si
– Pues esa ya no secuela más


 

Sin enemigos se vive mejor
Casi al final del servicio dominical el sacerdote preguntó:
-¿Cuántos de ustedes han perdonado a sus enemigos?..
El 80 por ciento de la sala levantó la mano.
El sacerdote insistió con la pregunta..
Todos respondieron esta vez excepto una viejecita.
-Señora Josefa… ¿No está dispuesta a perdonar a sus enemigos?.
-Yo no tengo enemigos, respondió dulcemente.
-Sra. Josefa eso es muy raro ¿Cuántos años tiene usted?..
-99 respondió.
La congregación se levantó y la aplaudió.
-¿Puede pasar al frente y decirnos como llega a los 99 años sin tener enemigos?
La señora Josefa pasó al frente, se dirigió a la congregación y dijo:
-Porque ya se murieron todos esos degraciados…!!!.


A mis 92 años
– A pesar de mis 92 años, todavía trabajo.
– ¿Qué hace, abuela?
– Cuido a una anciana.


 

Batallitas del jubilado
Un jubilado comenta:
La gente que todavía trabaja me pregunta a menudo que qué hago diariamente, ahora que estoy retirado…
Pues bien, por ejemplo, el otro día fui al centro y entré en Correos a recoger un paquete que me había llegado, sin tardar en la gestión ni cinco minutos.
Cuando salí y llegué al coche que estaba en la puerta, un Policía Local estaba rellenando una multa por estacionamiento prohibido.
Rápidamente me acerqué a él y le dije:
– ¡Vaya hombre, no he tardado ni cinco minutos…! Dios le recompensaría si hiciera un pequeño gesto para con los jubilados…
Me ignoró olímpicamente y continuó llenando la infracción.
La verdad es que me pasé un poco y le dije que no tenía vergüenza. Me miró fríamente y empezó a llenar otra infracción alegando que, además, el vehículo no traía yo no sé qué calcomanía de la ITV. Entonces levanté la voz para decirle que me había percatado de que estaba tratando con un capullo, y que cómo le habían dejado entrar en la Policía…
Él acabó con la segunda infracción, la colocó debajo del limpiaparabrisas, y empezó con una tercera.
No me achiqué y estuve así durante unos 20 minutos llamándole de todo.
Él, a cada insulto, respondía con una nueva infracción. Con cada infracción que llenaba, se le dibujaba una sonrisa que reflejaba la satisfacción de la venganza…
Después de la enésima infracción… le dije:
– Lo siento. Lo tengo que dejar, porque… ¡Ahí viene mi autobús!
Y es que desde mi jubilación, ensayo cada día cómo divertirme un poco. Es importante hacer algo a mi edad, para no aburrirme.


Como un salvaje
Una anciana le dice a otra:
– Con los años, mi marido se ha convertido en una fiera en la cama.
– ¿Te hace el amor como un salvaje?
– No, se mea en las sábanas para marcar su territorio.


Abuela romántica
Una noche una pareja de mayorcitos estaba ya acostada en su cama.
El marido se estaba quedando dormido, pero su mujer se sentía romántica y quería conversar.
Le dijo: «Cuando me enamorabas, me agarrabas la mano…»
De mala gana, el marido se dio media vuelta, le agarró la mano por unos segundos y luego trató de dormirse otra vez.
En pocos momentos ella le dijo nuevamente: «Entonces me besabas…»
Algo molesto, se dio media vuelta otra vez y le dio un ligero beso en la mejilla y luego se acomodó para dormirse.
A los treinta segundos, ella le dijo: «Luego tú me mordías el cuello…»
Molesto, el marido tiró la ropa de cama y se levantó.»¿Adónde vas?», le preguntó ella.
– ¡¡¡A buscar los dientes…!!!


Qué edad aparento
Un tipo de 47 años muy preocupado por parecer joven decide hacerse un estiramiento de cara. Una vez hecha la cirugía, el tipo sale muy contento de la clínica con su cara nueva. Se detiene en un puesto de diarios compra uno y le pregunta al vendedor: «Dígame amigo, quisiera que me conteste una pregunta: ¿Cuántos años cree que tengo?»
El quiosquero le dice: «No sé… unos 32».
Contento de la vida, el tipo le dice: «En realidad tengo 47 años».
Luego este buen señor entra a un McDonalds, pide una hamburguesa y le pregunta lo mismo al cajero.
El cajero le dice: «Yo le calculo unos 29 años».
El hombre, cada vez más contento, le dice: «No, tengo 47».
Luego toma el autobús para volver a su casa, y se sienta al lado de una anciana.
Una vez más, el tipo hace la pregunta: «Discúlpeme, señora, ¿cuántos años piensa usted que tengo?»
La viejita lo miró pensativa con su cara llena de arrugas, y le contestó: «Mire, hijito, yo ya tengo 85 años y no veo bien. Sin embargo, cuando era joven yo tenía un método para adivinar la edad de los hombres; les metía la mano en los calzoncillos y les decía la edad correcta».
El hombre dudó un poco, pero viendo que no había nadie en el autobús pensó: «Bueno, probemos, total…», y acto seguido le dice a la viejita que comience con su tarea.La viejita le mete la mano y le manosea los testículos al tipo. Al cabo de diez minutos exactos, la señora dice: «Usted tiene 47 años».
El tipo, asombradísimo exclama: «Pero esto es increíble, ¿dígame… cómo lo hace?»
Y la anciana le contesta: «Je, je, je,… Es que yo estaba detrás suyo en la cola del McDonalds…».


 

Asómate a la ventana
30 AÑOS DESPUÉS DE CASADOS…
EN EL MOMENTO MÁS DULCE DE UN MATRIMONIO DURADERO…
Estaba la pareja de esposos durmiendo y la esposa oye un ruido y dice:
– Viejo, levántate y asoma tu cara por la ventana para que crean que tenemos perro…
Y el viejo le contesta:
– Mejor asómate tú vieja, para que crean que la casa está embrujada.


Con el codo
Una abuela catalana estaba indicando su dirección a su nieto, que la iba a ir a visitar con su mujer.
– Cuando lleguéis al edificio, en la puerta de la entrada hay un gran panel del portero electrónico. Yo vivo en el apartamento 301. Apretáis el botón del 301 con el codo y yo os abro la puerta. Entráis, el ascensor está a la derecha, entráis en él y apretáis el botón del 3º con el codo. Cuando salgáis del ascensor, mi apartamento esta a la izquierda. Con elcodo tocáis el timbre.
– Muy bien abuela, todo me parece muy sencillo… ¿pero por qué tengo que apretar todos los botones con el codo?
– ¡Hombre! ¿Es que pensáis venir con las manos vacías?


No puede ser verdad
Pepe y Manolo son dos amigos de la tercera edad que se veían en el parque todos los días para alimentar a las palomas, observar a las ardillas, discutir los problemas del mundo, etc. Pero un día Pepe no llegó.
Manolo no se preocupó mucho pensando que quizá estuvo resfriado o algo parecido. Pero después de una semana, Manolo realmente se preocupó, no sabía dónde vivía Pepe, por lo que no podía averiguar qué le había pasado.
Pasado un mes, Manolo fue al parque y sorpresa; allí estaba Pepe.
Manolo se alegró tanto de verlo que le dijo:
Por lo que más quieras Pepe, dime qué te pasó.
Pepe le contestó: He estado en la cárcel.
¿En la cárcel?, replicó Manolo. ¿Qué te pasó?
Bueno, dijo Pepe, ¿conoces a Angelines, la linda camarera rubia de la cafetería donde voy a menudo?
Claro, dijo Manolo… la recuerdo. ¿Qué pasa con ella?
Bueno, un día me demandó por violación. A mis 87 años, yo estaba tan orgulloso que… cuando fui al juzgado, me declaré culpable.
… Y el maldito Juez me condenó a 30 días de cárcel por mentiroso.


Matrimonio casi perfecto
Una mujer de 25 años le cuenta a una amiga sobre su matrimonio con un señor de 75 años.
Es tan caballero… me trae flores todos los días, me regala bombones, me lleva de paseo, fuimos de vacaciones a Hawai, me compra ropa todas las semanas, me lleva al cine, al teatro, de cenas a los mejores restaurantes, joyas.
– ¿Y en la cama? – pregunta la amiga.
– En la cama hacemos el tratamiento.
– ¿Qué tratamiento?
– Él trata y yo miento.


¿Sin viagra?
Un señor de cierta edad va al medico y le dice:
– Doctor vengo a que me recete algo para poder hacer todos los días el amor, pero que no sea el viagra porque tengo problemas cardiovasculares.
Le dice el doctor:
– ¿Qué edad tiene?.
– 85 años.
– Pues entonces lo siento pero no hay nada.
– ¿Ah no?, pues yo tengo un amigo de mi misma edad y tampoco puede tomar el viagra y él dice que lo hace todos los días.
– Bueno, pues dígalo usted también.


Me duele la pierna
– Doctor! vengo porque hace tiempo que me duele mucho esta pierna.
– Eso seguramente es de la edad.
– ¡Pues esta otra tiene la misma edad y no me duele!


 

Octogenarios
Estos son dos ancianos hablando, y de repente uno le pregunta al otro:
– ¿Cuántos años tienes?
Y le contesta:
– Ochenta y pico
Entonces el otro le dice:
– Pues yo tengo ochenta y tres y no pico entre horas.


El cumpleaños del abuelo
En el cumpleaños centenario del abuelo esta toda la familia reunida cantándole el Feliz Cumpleaños, en esto que el abuelo, viejísimo, se ladea, parece que se va a caer de la
silla, y todos gritan:
– ¡El abuelo! ¡el abuelo! ¡cuidado con el abuelo!
Y entre todos lo ponen en la posición correcta.
Al cabo de un rato la misma situación:
– ¡El abuelo! ¡el abuelo! ¡cuidado con el abuelo!
Y así varias veces, hasta que al final el abuelo dice:
– ¡Pero la leche! ¡Ni en el día de mi cumpleaños me puedo tirar un pedo tranquilo!
Fuente: http://www.1000chistes.com/chistes-de-an