Nos iremos, me iré con los que aman,
dejaré mis jardines y mi perro
aunque parezca dura como el hierro
cuando los vientos vagabundos braman.
Nos iremos, tu voz, tu amor me llaman:
dejaré el son plateado del cencerro
aunque llegue a las luces del destierro
por ti, porque tus frases me reclaman.
Buscaré el mar por ti, por tus hechizos,
me echaré bajo el ala de la vela,
después que el barco zarpe cuando vuela
la sombra del adiós. Como en los frisos
lloraré, la cabeza entre tu mano,
lo que me diste y me negaste en vano.
Silvina Ocampo