Una hipótesis formulada en los años ochenta plantea que nuestro Sistema Solar, en realidad, es binario; y su supuesta estrella hermana sería la responsable de las extinciones masivas que han asolado al planeta a lo largo de su historia.
¿Cómo es esto de que el Sol tiene un gemelo, y encima, ‘malo’? Se trata de una hipótesis desarrollada en los años 80 sobre la naturaleza de nuestro propio Sistema Solar.
Seguramente habrás estudiado en el colegio que nuestro Sistema Solar es un sistema con una única estrella, en su centro, en torno a la cual el resto de planetas y objetos orbitan; el propio Sol también órbita en torno al centro de la Vía Láctea, y además se desplaza. Pero, ¿y si te dijera que el Sol forma parte de un sistema estelar binario?
En la década de 1980, se planteó que quizás el Sol no estaba solo, sino que tenía un compañero. Ese objeto hipotético se denominó «Némesis», por la diosa griega de la venganza; y fue llamado así porque sería el aparente responsable de las sucesivas extinciones masivas por las que ha pasado la Tierra que, aparentemente, transcurrirían en periodos cíclicos, cada 27 millones de años.
Fue Richard Muller, de la Universidad de California Berkley, el que planteó en 1984 que una estrella enana roja, situada a un año luz y medio de la Tierra, sería la responsable de provocar estas extinciones masivas. ¿Y cómo podría hacerlo una estrella lejana?
Pues afectando con su gravedad a la nube de Oort, que está formada de rocas heladas, mucho más allá de Plutón, en los límites del Sistema Solar. Al parecer, su órbita elíptica tendría una frecuencia de 27 millones de años, y cada vez que viaja a través de la nube de Oort, su influencia gravitatoria enviaría cometas hacia el Sistema Solar interior, lo que provocaría un bombardeo inusual, con el cataclismo consecuente.
Según Muller, Némesis tendría un tamaño, algo mayor que Júpiter, y tanto esta hipotética estrella, una supuesta enana roja, como los planetas gaseosos gigantes, son casi indistinguibles a la hora de ser detectados, y también es igual de complicado detectarlos.
Una hipótesis similar a esta sería la del planeta X, un planeta masivo aún desconocido más allá de Plutón. Los investigadores KonstantinBatygin y Mike Brown sugirieron en 2016 que el supuesto planeta X podría estar provocando cuerpos helados más pequeños en el Cinturón de Kuiper, un disco de escombros que se encuentra dentro del Sistema Solar.
Pero, ¿qué credibilidad tienen estas hipótesis?
El Explorador de Reconocimiento Infrarrojo de Campo Amplio (WISE, por sus siglas en inglés), no ha encontrado nunca evidencia alguna de Némesis, ni tampoco del supuesto planeta X.
Este estudio reciente, que incluyó un examen de los datos de WISE que cubren todo el cielo con luz infrarroja, no encontró ningún objeto del tamaño de Saturno o más grande a una distancia de 10.000 unidades astronómicas (au); es decir, ningún objeto tan grande en diez mil veces la distancia de la Tierra al Sol. Para que os hagáis una idea, Plutón se encuentra del Sol a unas 40 veces esta distancia.
Además, los astrónomos han explorado el cielo a través del proyecto Reconocimiento en dos micrómetros de todo el cielo (2MASS en pantalla), que estudió el cielo durante cuatro años en tres longitudes de onda infrarrojas. El instrumento descubrió 173 enanas marrones más lejos que nuestro sistema solar, pero ninguna lo suficientemente cerca como para tratarse de Némesis.
El Explorador de Encuesta Infrarroja de Campo Amplio de la NASA completó su misión de 2011, también descubrió varias enanas marrones a 20 años luz a distancia; no lo bastante cerca como para ser candidata a Némesis.
Además de no haber evidencia científica de la existencia de Némesis, o del planeta X, está el tema de las extinciones masivas. La mayoría de los científicos considera refutada la teoría cíclica de las extinciones, y otros todavía le dan cierto crédito. ¿Es posible que todas las extinciones hayan sido provocadas por un objeto proveniente de la frontera del Sistema Solar?
El 90% de las especies que alguna vez han poblado la Tierra están extintas. Y la razón es que la Tierra, en sus cuatro mil quinientos millones de años de historia, ha sufrido varias extinciones, pero vamos a repasar las cinco más importantes.
La Primera gran extinción ocurrió hace 443 millones de años. Y entre las causas se barajaron desde un periodo glacial, la disminución de la cantidad de oxígeno, o los efectos del estallido de una supernova. El 86% de las especies desaparecieron.
La segunda gran extinción tuvo lugar hace 367 millones de años.
Durante la extinción masiva del Devónico-Carbonífero, el 82% de las especies desaparecieron, entre ellos te sonarán los famosos trilobites.
La fauna marina fue condenada a la desaparición por un proceso que estaba ocurriendo en los continentes: la aparición de nuevas plantas cuyas raíces liberaron nutrientes al océano, haciendo proliferar la población de algas, y acabando estas con el oxígeno de los mares.
Hace 250 millones de años, durante la tercera extinción masiva, o extinción del Pérmico-Triásico, el 96% de las especies desapareció en un millón de años. Fue la mayor extinción que ha sufrido nuestro planeta. La causa fue un intensísima actividad volcánica, que expulsaron lava y toneladas de gases de efecto invernadero, provocando un cambio climático masivo.
La cuarta extinción fue la del Triásico-Jurásico.
Hace 210 millones de años, al principio del periodo Jurásico, el 76% de las especies desapareció a lo largo de 1 millón de años, y los científicos culpan de nuevo a un cambio climático provocado por una actividad volcánica extrema, que fracturó el continente de Pangea.
Y, por último, la quinta gran extinción y la más famosa fue la del Cretácico, hace 65 millones de años, en la que la mayoría de las especies animales de gran tamaño desapareció, incluidos los dinosaurios. Esta vez, sí pareció ser provocada por la caída de un asteroide de unos 11 kilómetros de diámetro.
Volviendo al gemelo maligno del Sol y su supuesta existencia, parece que no hay evidencias sólidas de que la hipótesis de 1984 sea correcta.
Un argumento para una probable, pero pasada, existencia de Némesis
En 2017, un estudio sugirió que casi todas las estrellas como el Sol nacen con, como mínimo, un compañero. Los astrónomos hicieron estudios detallados de estrellas jóvenes en la nube molecular de Perseo y respaldaron su trabajo con el modelado. Pero «Némesis», si existió en ese momento, se liberó del sol al principio de su historia y se trasladó al resto de la población de la Vía Láctea.
Los investigadores del Observatorio Astrofísico Smithsoniano estudiaron la nube molecular de Perseo, una gran región de formación estelar a unos 600 años luz de la Tierra, y observaron que la mayoría de ellas eran sistemas binarios.
Finalmente el estudio concluye que la mayoría de las estrellas binarias recién que nacen, alrededor del 60 por ciento, terminan por caminos separados. Y, según el estudio, este fue probablemente el destino de Némesis y el Sol.
Si Némesis existió, probablemente lo hizo hace mucho tiempo, se liberó del Sol al principio de su historia y se trasladó al resto de la población de la Vía Láctea.
Fuente: https://www.muyinteresante.es/ciencia/video/existe-nemesis-el-gemelo-malo-del-sol