En los últimos años, la astrología ha encontrado un nuevo nicho donde desarrollarse y convertirse en un próspero negocio: la agricultura biodinámica.
Una de las empresas certificadoras que otorgan este sello es la alemana Demeter International, que la define como una técnica agrícola ecológica consistente en «la elaboración de compost, utilización de estiércoles fermentados, purines […] y asociaciones de cultivos, cercos vivos, espacios para la vida de la flora y fauna nativas integrados en las áreas de producción, cobertura del suelo, sistemas mixtos agrícola-ganaderos».
Dicho así no suena muy esotérico, pero la cosa cambia cuando descubrimos que, en su opinión, las posiciones de los planetas y la Luna definen cada proceso agrícola y que para abonar el campo hay que meter ciertos preparados en un cuerno de vaca y enterrarlo, teniendo en cuenta que hay que orientarlo bien para que recoja las energías cósmicas.
El creador de la agricultura biodinámica fue Rudolf Steiner, un austriaco de principios del siglo XX que jamás tocó una azada. Steiner era un místico convencido de que había comprendido la auténtica naturaleza del tiempo, lo que le había abierto la puerta a la clarividencia. Fue miembro de la Sociedad Teosófica, un movimiento esotérico fundado por Helena Blavatsky, ocultista rusa que decía que tenía contactos sobrenaturales con una misteriosa sociedad de sabios del Himalaya, y que estos le habían revelado la historia del planeta.
Steiner bebió de esas fuentes y luego montó la Sociedad Antroposófica. Su conocimiento venía, según afirmaba, no de la investigación y el estudio, sino de la inspiración espiritual. Cuando en 1925 un grupo de agricultores le pidió que les diera las claves para mejorar sus cultivos, el ocultista les ofreció toda una serie de consejos con los que poner de su parte a los «seres no físicos y las fuerzas elementales».
Como utilizar la biodinámica en cultivos extensos es complicado, pues el volumen que se puede producir con técnicas pseudoagrícolas es muy bajo, esta se ha colado en un campo donde la cantidad no lo es todo: la producción de vino. Es aquí donde la astrología cosecha sus mayores éxitos. Existen, incluso, las denominadas catas biodinámicas: el vino hay que degustarlo a ciertas horas y días del año.
En un mundo como la sumillería, terriblemente subjetivo, la aparición de este fenómeno está rompiendo moldes. Los vinos biodinámicos empiezan a colocarse entre los mejores del mundo. Pero ¿se debe a que la Luna esté en Aries? Quizá la respuesta está en lo que comenta el astrofísico y director de planetario de Pamplona Javier Armentia: «Si un viticultor es capaz de vendimiar a las 4:17 de la madrugada de un martes porque es el momento que le marca el calendario biodinámico, es prueba suficiente de que va a tratar su producto con esmero. Y si haces las cosas con ese mimo, el producto que obtienes resultará estupendo».
Más información sobre las falacias de la astrología en el reportaje Una superstición astronómica, escrito por Miguel Ángel Sabadell. Puedes leerlo en el número 410 de Muy Interesante.
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Fuente: https://www.muyinteresante.es/revista-muy/noticias-muy/articulo/agricultura-biodinamica-la-pseudociencia-llega-a-la-agricultura-271434541869