Siempre me causo mucha gracia, los bolsillos de los payasos.
Desde chico me llamaban la atención, cuando los payasos metían sus manos en los bolsillos, y sacaban todo tipo de cosas.
Cosas que hasta eran imposible que salieron de un bolsillo.
¿Cómo lo hacían?
A pesar de que a medida que fui creciendo, me enteré como lo hacían, me gustó quedarme con esa imagen, que me causaba tanta sorpresa y generaba en mi mente de niño, alegría cargada de inocencia.
¡Qué lindo sería tener esos bolsillos!
Donde uno pudiera guardar todo tipo de cosas.
Y a veces en algunas etapas de mi vida, tuve esos bolsillos llenos.
Y en otras, metía mis manos y pocas cosas encontraba en ellos.
A veces, sabía que en el bolsillo derecho guardaba las situaciones buenas, lindas, alegres, agradables.
Y en el izquierdo, todas las otras, esas que nos hacen sentir tristes y desprotegidos.
En algún momento de mi existencia, sentí que los bolsillos estaban agujereados, porque metiera lo que metiera, no duraban nada en ellos.
Las cosas se escurrían como el agua fresca entre los dedos de la mano.
Y mirando a la distancia, me doy cuenta que esos bolsillos, tendrán adentro, lo que yo quiero que tengan.
No necesariamente alguien nos pondrá cosas.
No debemos dejar que esto ocurra.
Son nuestros bolsillos.
Y en ellos, introduciremos, lo que nosotros, queramos y necesitemos.
Tampoco sirve meter algo y no sacarlo nunca más.
De vez en cuando, debemos ver, que hay en nuestros bolsillos.
Si es el de la izquierda, tiremos lo que hay dentro.
Si es el de la derecha, que reboce de cosas.
Hasta llegar a romperse, por estar tan lleno.
Mis bolsillos tienen muchas cosas.
Especialmente el de la derecha.
Son míos.
Son mis bolsillos.
Y quizás, en algún momento, dejaré que puedas ver lo que tengo.
Por ahora, es mi tesoro, que tan sólo yo miro.
Que lindo los bolsillos de los payasos.
Donde meten cosas, que son prácticamente imposible que entren.
Existe magia en esos bolsillos.
Al menos, eso creo yo.
De Ale Ramirez