Un nero en la caie estaba a los grito:
– ¡VENDO PRESTOBARBA… VENDO PRESTOBARBA!
– Che guaso, ¿la vendei o la prestai?
Había un negro arriba de una higuera, y otro que pasaba le pregunta…
– ¡Che Nero! ¿quéhacéaí arriba…?
Y el de arriba le contesta:
– Estoy comiendo mandarinas…
El guaso le dice:
– Pero si eso es una higuera…
– Y a mí que me importa, si las mandarinas las traigo en el bolsío…
Conversaban dos mujeres en la feria:
– Por fin mi marido consiguió trabajo en una fábrica.
– ¿Y cómo anda en su nuevo empleo?
– Como pe’ en el agua.
– ¿Qué hace?
– Nada.
Llega el negro a la fábrica a buscar trabajo, el gerente le dice:
– Lo que pasa es que acá hay poco trabajo….
– ¡Justo es eso lo que ando buscando!
Mi tío el actor es tan petiso que lo maquilla el pedicuro.
– ¿En qué andás ahora, varón?
– Artículos del hogar, macho.
– ¿Estás de vendedor en algún negocio o te pusiste un boliche por tu cuenta?
– Ninguna de las dos cosas. Estoy vendiendo todo lo que tengo en casa.
La mujer prueba el whisky de su marido y hace un gesto de asco:
– ¡No sé cómo te puede gustar esta porquería!
– ¿Ahora te das cuenta el sacrificio que tengo que hacer para chuparme?
Al negro Juan lo internaron con una tos bárbara. La enfermera comentaba con
otro paciente de la sala:
– Este tipo nos va a volver locos. No sabemos qué darle para que no tosa más.
– Y … dele una purga, señorita.
– Pero… una purga no lo va a curar…
– No. Pero se va a cuidar mucho de toser.
Cómo sería de mala aquella suegra que cuando murió, le pusieron este epitafio:
– Aquí descansa doña Juana Eleuteria Inchona. En casa descansamos todos¨.
Un cordobés manda un fax desde Buenos Aires a la Docta advirtiendo a su amigo:
Perdí el tren, salgo mañana a la misma hora¨. El amigo le contesta:
– ¨Macho, no salgái a la misma hora que te lo vai a volver a perder¨.
En el cuartel:
– Tome el clarín y salga.
– ¿Toco diana, mi sargento?
-No, si vai a leer el horóscopo.
Llega un tartamudo, ‘el lengua e’ matraca’ a una pajarería:
– Qui… qui… quiero u…u… un lo… ro que… que… que ha…. hable.
– Hablá bajito, macho, que me vai a echar a perder la mercadería.
Con el lustrabotas:
– Viejardos los timbos, ¿no?
– Sí, ¿cómo lo sabe?
– Le estoy lustrando las uñas.
– Mozo, hay una mosca en mi sopa.
– ¿Se la saco?
– No macho, ponele cubierto.
– Mozo, ¿me puede traer un flan solo?
– No, ¡si te vua a pedir aiuda!
En la guerra:
– Saryent: he visto un nido de ametralladoras, ¿le tiro una granada?
– No, si vai a juntar los huevo…
Un nero entra a la farmacia:
– ¿Tení curita color piel?
– Cinta ailadora en la ferretería de la esquina, joven.
En pleno frente de combate:
– ¡Sargento, cúbrame con sus hombres!
– ¿Piensa atacar, capitán?
– No. Me vuá cambiar los calzoncio.
En La Calera:
– Che, loco, me caso.
– ¿Si? ¿Con quién?
– Con la Rosita.
Riéndose:
– ¿Con la Rosita? ¡Pero si la Rosita ha andado con medio Calera!
– Bahhh… Pa lo grande que es Calera…
Un chupado va al almacén:
– Tío, ¿tiene vino de 5 litros?
– Sí, sí tengo. ¿Trajo el envase?
– Sí, con él estai hablando.
Dos Chupados:
– Che loco, ya hace como dos días que no tomo.
– ¿Cómo?
-Sí, mañana y pasado.
En la calle:
– Señor, le vendo un reloj.
– ¿Que marca?
– La hora, nero, ¿qué querí que marque?
– ¿Y su nene, señora?
– ¡Hace dos meses que camina!
– Caramba… habrá llegao lejos, ¿no?
En la corte:
– ¿Que hacía la noche del crimen?
– Estuve durmiendo, Usía.
– ¿Puede probarlo?
– Claro, tráigame una cama.
Fuente: http://ocio.historiaybiografias.com/humor_cordobes.htm