Estimado Doctor:
Vivo en San Isidro a una cuadra del CASI (Club Atlético San Isidro). Los días que juegan en su cancha, paso horas escuchando sobre el rugby, sobre como juegan, sobre lo bárbaros que son, los tercer tiempo meta cerveza y cabezas rotas y sangrantes. Pero el rugby NO ME GUSTA. Habitualmente, salgo a correr todas las mañanas cerca del río en el bajo San Isidro. Tengo un físico grandotón, pudiendo pasar tranquilamente por un “pilar” de rugby. Una de esas mañanas, corriendo plácidamente me cruzo con una niña fabulosamente hermosa. Muy fuerte, con unas piernas sensacionales, una cola paradita y un buen par de pechos super paraditos. Al verla, me hago el tonto y sigo mi carrera hacia donde ella iba.
En una esquina donde se ve todo el río veo que para y comienza a alongar. Lógicamente, hago algo similar al ladito de ella. La saludo, comenzamos a hablar y de repente me dice: “¿Vos sos rugbista, no?”. ¿Por qué preguntás? le dije con cara de boludo. Porque me encantan los rugbistas, contestó ella con gesto de mimosa. Rápidamente le dije que sí, que ahora no lo jugaba todas las semanas, pero que siempre me encantó. Luego de un rato, quedamos en ver el partido de Los Pumas y Escocia en su departamento en Acassuso. El domingo hacia allí fui. Estábamos solos delante de su inmenso plasma, sentaditos en un sillón. Mientras esperábamos el comienzo del cotejo, besito va y manito viene, nos calentamos verdaderamente. Justo cuando estabamos a punto de caramelo, comienza el partido. Ella me pide parar un rato hasta que termine el evento. Así lo hacemos. En la mitad del primer tiempo, ella me dice que le muestre como se debe hacer un buen tacle. Como ví varios partidos y haciéndome el entendido, nos paramos y le dije: “Yo vengo al trotecito y vos te tirás a mis pies abrazándome las piernas y verás como funciona”. Dicho y hecho, viéndola como mujer entendí que sería fácil seguir caminando y quizás, tiraditos los dos en el piso, le daría unos besitos más. Empecé a trotar entre el sillón y el plasma. Cuando menos lo espero, se me tira a los pies, y agarrándome con los dos brazos, me tacléa mejor que Contepomi. Salgo volando hacia delante, con tal mala suerte que pego con mi cabeza en el centro del plasma. Cuando desperté, estaba en el Hospital de San Isidro, con 8 puntos de sutura en la cabeza y una carta que decía: “Nene, mañana llamame así te digo cuanto sale un plasma nuevo así traés el dinero para comprarlo”.
Doctor, algún comentario que estoy muy confundido.
Jorge. San Isidro. Buenos Aires
Respuesta del DR AMOR:
Querido Jorge:
Estás confundido porque todavía te debe durar la fuerte contusión que tuviste en el marote. Bien sabemos que los hombres inventamos lo que sea con el fin de lograr tener sexo con una mujer, pero hacerte el Pichot ya fue demasiado. Además, ¡que tenías que explicarle “in situ” como se realiza un tacle!. Por lo que nos comentás tenés menos rugby que Michael Jackson. Con tú físico entendemos que no te debe ser difícil conseguir niñas o ¿sos grandote al pedo con cara de salame? ¡Menos mal que no te encontraste con una joven que le guste el esgrima o tiro al blanco! Lo mejor que podés hacer, es desaparecer del recorrido del río y andá a correr frente al Botánico. Eso sí, cuidado que en los alrededores hay muchas viejitas que le dan de comer a los gatos y entendemos andan medias mal de la cucuza. Haber si terminás preso por intento de violación o con un juicio por parte de alguna asociación protectora de animales.
Dr. Amor
PD: En nuestro consultorio tenemos dos médicos que jugaron en primera al rugby. Si necesitás alguna clase, dicen que te traigas el protector bucal.