Estimado Dr. Amor:
Me llamo Natalia, vivo en Capital Federal, tengo 20 años y trabajo en una consultora de imagen. Tengo la suerte de tener un buen trabajo, donde soy secretaria del presidente de la compañía. Mido 1, 85 mts, tengo el pelo rubio y lacio hasta la cintura, mis medidas son 98, 60, 92 y gracias a todo esto y a mi buena presencia, es que pude obtener el trabajo.
Porque a pesar de que luego demostré con creces mi capacidad de trabajo y mis conocimientos, debo ser sincera que «la buena presencia» jugó un rol importantísimo para estar donde estoy. Recordemos que hablamos de una consultora de imagen, y la misma debe corresponderse con todos los que componemos la empresa. Al menos los que atendemos a los clientes. Hago esta introducción porque me parece importante para el objetivo de esta carta. Desde que entré a trabajar en la empresa -hace 1 año- siempre escuchaba a los directores y empleados hablar sobre el Club «Guri Guri». Es más, más de una vez comentaron entre ellos…»Habría que invitarla a Natalia al Club, ¿no?». Pero esto nunca se concretaba seriamente. Ahora, al llegar las fiestas, el presidente de la empresa -mi jefe- me dijo que quería que viniera a la fiesta de Fin de Año. ¡Me puse re contenta!. ¡Se acordaron de mi! ¡De la «nueva»!. Pero me aclaró varias cosas. Primero que las fiestas en el club, eran solamente para los hombres de la empresa, y que no podían ir las mujeres, pero que en mi caso, yo sería una invitada especial. Pero que debía cumplir un rol estelar y muy especial por cierto. Que como era la más bonita y joven de todo el staff, él -mi jefe- me proponía contratarme para que me vistiera con una bikini roja, me pusiera un gorro de Papa Noel y que ingresara a la fiesta dentro de una gran torta. Y cuando ellos me indicaran, debía hacer saltar la tapa de la torta, salir de adentro y decir a viva voz: ¡¡Feliz Navidad… Guri, Guri!!. Y por esto me pagaría 500 dólares. ¡Guau!…pensé. ¡Me va a pagar casi dos sueldos por hacer eso! Además, consideré que como siempre quise comenzar a modelar y que cuando tenía 17 y 18 años hice muchas promociones en las playas, no me parecía inoportuno hacer una cosa así. Además, ¡que bien me viene el dinero para mis vacaciones!.Como correspondía : acepte la tarea. Llegó la noche de la fiesta. Era en una coqueta y lujosa casona del barrio de Palermo Chico. Al ingresar, una persona me dijo que me cambiara y que esperara en una salita contigua al salón principal, de donde salía algarabía y jolgorio. Cuando estaba en la sala, vino mi jefe, vestido de impecable traje negro y corbata ocre y me dijo: «Nati, todo tranquilo, todo bien» «Salí, poné tu mejor sonrisa, que hay mucha gente importante y quizás esto te sirva para un futuro». ¿Epale!…pensé con alegría. ¿Se abrirán nuevas oportunidades?….me pregunte ansiosa. De golpe aparecieron dos cocineros con una enorme torta. Me ayudaron a entrar y pusieron la tapa. Mientras me arreglaba la bikini roja y acomodaba mi gorro de Papa Noel, comenzaron a empujar la torta. ¡Viva, Viva! Se sintió cuando parecía que íbamos entrando al salón principal. La música a todo volumen, risas, gente feliz, era lo que se sentía en la oscuridad interior de la torta. De repente, se para la música y el presidente -mi jefe- se escucha que dice: «Asociados Guri, Guri, hoy tenemos una sorpresa». «Contemos hasta diez, y verán…» y así todos los participantes comenzaron a contar. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, y……….10. Y haciendo saltar la tapa, aparecí de la cintura hacía arriba, un poco enceguecida por las luces y con mi mejor sonrisa dije: «FELIZ NAVIDAD GURI GURI». Cuando miró hacía alrededor de la torta me encuentro con todos los partícipes del club, totalmente desnudos, parados alrededor de la tarima donde estaba la mesa y casi a mi altura. Ellos estaban con sus manos derechas agarrándose el pene y moviéndolo de izquierda a derecha, de arriba hacia abajo, decían a los gritos: «GURÍ, GURÍ……GURÍ, GURÍ»
Doctor, todavía no salgo de mi asombro. Estoy aterrada por lo que vi y por lo que me tocó vivir. Desde ese momento no volví a la oficina. ¿Qué hago?
Natalia de Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Respuesta del DR AMOR:
Queridísima Natalia:
Feliz Navidad, ante todo. Verdaderamente te tocó participar de un hecho bochornoso. Porque confiaste en la presencia y seriedad de tus jefes y de la empresa donde trabajás. Además, han jugado con tu buena fe y sentimientos, ya que pensaste que quizás al participar, podrías tener un futuro laboral más prominente. Pero lo pasado, pasado. No te queda otra que ir a la oficina, presentarte como si nada y saludar a todos como si agua corre. Lógicamente si alguien te dice: «Hola, Guri Guri»…dale vuelta la cara de una bofetada y salí corriendo. Una pregunta importante: ¿cobraste los 500 verdes?. Cuando decís que no salís de tu asombro , y que estás aterrada por lo que viste: ¿es por la cantidad de «pajaritos» juntos? ¿ o por el extraño vaiven que cada uno de ellos realizaba?. Fuiste testigo de la danza de los Guri Guri. ¡Todo un acontecimiento!
Natalia, al menos te quedó una bikini roja y un gorro de Papa Noel. Esto te puede servir por si se te ocurre ganarte unos manguitos extras para las próximas fiestas. Quizás puedas ofertarte en el club Independiente y ser unas de las diablitas. ¡Ves como todo no es tan malo! ¡Ves como se puede encontrar el lado positivo de las cosas?.
Fuerza Nati, y adelante que sos joven.
GURI, GURI PARA TODOS….
Dr. Amor
PD: ¿Así que los guachos del club hicieron la fiesta de fin de año y otra vez no nos invitaron? ¡¡¡Turros Guri Guri!! . No pagaremos más la cuota social.