Es fácil decirle al mundo
Que se habla con la verdad.
Y… ¡no es casualidad!
Que con presupuestos costosos,
Se observe a los poderosos
Imponerse en sociedad.
Nos vendieron el derrame
Como vía al crecimiento.
Perdónenme si disiento,
Pero aquello no ocurrió:
La Nación se dividió
Y nos invadió el sufrimiento.
Después dijeron ser Progres,
Y aumentaron las cobranzas,
Cuando volvió la bonanza.
Frenaron así el progreso,
Destruyeron el Congreso,
Y también nuestra confianza.
¡Olvidaron lo importante!
La idea de identidad:
Que nuestra nacionalidad
Se basa en sentirse parte.
Del suelo que se comparte
¡Se funda una Sociedad!
Son tiempos de mucha miseria
– la económica y la humana –
La República se desgrana
Como tierra en nuestras manos
Esa tierra… ¡Ciudadanos!
Ya muy poco soberana.
La soberanía implica
Convergencia de ideales,
No demasiado especiales:
No perder la dignidad
Y el sueño de libertad.
Para el pueblo… ¡Naturales!
El dolor de nuestros hijos…
Fue por nuestra cobardía,
Al no intentar día a día
El propio entorno cambiar
Y a los demás contagiar
El “virus” de la valentía
Para ello es esencial
Las especulaciones dejar:
Sí, sin calcular al dar
“Cuánto será el beneficio”,
Sin duda el gran maleficio,
Que al amor logra matar.
Si especulas en tus actos,
No ejerces tu libertad.
Se afecta tu dignidad,
Al igual que la autoestima,
¡Y hasta el alma te lastima!
El “cáncer” de la mediocridad.
…Y sin esperar respuesta
Para tus buenas acciones,
Que sirvan como oraciones
Para la divinidad que tengas.
¡El Espíritu habla mil lenguas!
Cuando llevas oblaciones.