Amiga, mi larario esta vacío:
desde que el fuego del hogar no arde,
nuestros dioses huyeron ante el frío;
hoy preside en sus tronos el hastío
las nupcias del silencio y de la tarde.
El tiempo destructor no en vano pasa;
los aleros del patio están en ruinas;
ya no forman allí su leve casa,
con paredes convexas de argamasa
y tapiz del plumón, las golondrinas.
¡Qué silencio el del piano! Su gemido
ya no vibra en los ámbitos desiertos;
los nocturnos y scherzos han huido…
¡Pobre jaula sin aves! ¡Pobre nido!
¡Misterioso ataúd de trinos muertos!
¡Ah, si vieras tu huerto! Ya no hay rosas,
ni lirios, ni libélulas de seda,
ni cocuyos de luz, ni mariposas…
Tiemblan las ramas del rosal, medrosas;
el viento sopla, la hojarasca rueda.
Amiga, tu mansión está desierta;
el musgo verdinegro que decora
los dinteles ruinosos de la puerta,
parece una inscripción que dice: ¡Muerta!
El cierzo pasa, y suspirando: ¡Llora!
Amado Nervo
El poeta Amado Nervo (Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo) nació el 27 de agosto de 1870 en la ciudad mexicana de Tepic, Nayarit. Nueve años después murió su padre, dejando a la familia en situación económica comprometida. Otras dos muertes habrían de marcar su vida: el suicidio de su hermano Luis, que también era poeta, y el gran amor de su vida Ana Cecilia Luisa Dailliez el 7 de enero de 1912.
Amada Nervo fue un poeta romántico, autor también de novela y ensayo, al que se encasilla habitualmente como modernista por su estilo y su época, clasificación frecuentemente matizada por incompatible con el misticismo y tristeza del poeta, sobre todo en sus últimas obras, donde intentan reflejar sentimiento religioso y melancolía, progresivo abandono de artificios técnicos, incluso de la rima, y elegancia en ritmos y cadencias como atributos del estilo de Nervo.
El nombre de Amado Nervo, frecuentemente tomado por seudónimo, era en realidad el que le habían dado al nacer y el cual ,segun Amado , era un elemento importante que influyó en su éxito, por ser un nombre tan adecuado para un poeta.
Sus primeros estudios los realizó en el colegio de San Luis Gonzaga de Michoacán y posteriormente, en el Seminario de Zamora, los abandonó rápidamente porque en 1891 ya trabajaba como escritor, colaborando en Mazatlán en el Correo de la Tarde. En 1894 prosiguió su carrera en la Ciudad de México, donde empezó a ser conocido y apreciado.
En la Ciudad de México colaboró en la famosa revista Azul, allí conoció a otros grandes como fueron Luis G. Urbina, a Pagaza, a Othón, Manuel Gutiérrez Nájera e inclusive a Rubén Darío, a través de sus colaboraciones en la mencionada publicación.
Entre 1898 y 1900 fundó y dirigió con Jesús Valenzuela la Revista Moderna, sucesora de Azul. En este mismo año publicó su primer libro de versos llamado Misticas.
En 1900 viajó a París, enviado como corresponsal del periódico El Mundo a la Exposición Universal. Allí se relacionó con Verlaine, con Oscar Wilde, y otra vez con Darío, pero posiblemente le influenció más el primer encuentro con Ana Cecilia Luisa Daillez,cuya prematura muerte le inspiraría los poemas de La Amada Inmóvil, publicado postumamente en 1922.
Luego de escribir un par de libros, de regreso en México publica Los Jardines Interiores, que es el mismo que había comenzado a preparar con el título de Savia Enferma. A su vuelta a este país obtuvo el cargo de profesor de lengua castellana en la Escuela Nacional Preparatoria, nivel equivalente al de bachillerato superior de otros países.
En 1905 ingresó a la carrera diplomática como secretario de la embajada de México en Madrid. Desde allí escribía como corresponsal de El Mundo, y a la vez escribía informes sobre lengua y literatura para el Boletín de la Secretaría de Instrucción Pública.
Más tarde colaboró en periódicos de Buenos Aires y La Habana. Una de las principales características de su obra es el tratamiento de temas patrios mezclados con arte y amor. La raza de bronce, Los niños mártires de Chapultepec, Morelos y Guadalupe la Chinaca, son algunos ejemplos.
En 1914, debido a la Revolución, cesó en su cargo de primer secretario y volvió una vez más a la pobreza. Pero más tarde fue restituido en su puesto por el Gobierno de México.
En 1918, volvió a ser reconocido como diplomático, pasando a ser ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay, partiendo de México a principios de 1919.
Amado Nervo, murió en la ciudad de Montevideo Uruguay, el 24 de mayo de 1919, en el Parque Hotel, donde vivía, siendo Jefe de la Misión Diplomática de México en Uruguay.