Satanás

Satanás

La palabra Satanás proviene del hebreo satán, que quiere decir ‘enemigo’, ‘oponente’ o ‘adversario’.

No necesariamente se refiere a un personaje, sino a aquello que se asocia al mal y a la tentación, es decir, a aquello que separa a la persona de la senda espiritual, que obstaculiza el bien y que se opone abiertamente a este.
Según algunos estudiosos, la creencia en la dualidad entre el bien y el mal provienen de la cultura persa, más específicamente de las enseñanzas de Zaratustra, precursor del monoteísmo. Por esa vía, habría llegado a la cultura judía la creencia en un “adversario de Dios” o “satán”. En consecuencia, Satanás aparece referido en los libros de las tres religiones abrahámicas: el judaísmo, el cristianismo y el islamismo.
Aunque el término no alude originalmente a un personaje, en la tradición Satanás es personificado y asociado con Lucifer, el ángel caído que pretendió hacerse como Dios. Ambas voces son identificadas con el diablo. Diablo proviene de la palabra griega diabolos, formada a su vez de las partículas dia, que significa ‘a través de’, y ballein, que significa ‘lanzar o arrojar’. Juntas, estas partículas adquieren el significado de ‘el que divide’, ‘el que separa’ y, finalmente, ‘el que calumnia’.
Satanás también aparece personificado en el libro de Job, uno de los libros sapienciales del Antiguo Testamento. En este libro, Satanás actúa como un ángel acusador de los hombres. Así, hace un trato con Yahveh para que le permita tentarlos y demostrar su poca valía espiritual. Convencido de que ganará, Dios le permite tentar a Job, el cual resulta victorioso.
La tendencia a la personificación de Satanás se agudiza a partir de las interpretaciones sobre el Nuevo Testamento. En este libro, se le refiere como “príncipe de este mundo” o “enemigo de Cristo” en reiteradas ocasiones, lo que refuerza la imagen de Satanás como un ser con voluntad, es decir, una persona o personaje.
Diferencia entre Satanás y demonio
Algunas interpretaciones han tendido a confundir a Satanás con la noción de demonio, de la cual difiere absolutamente. Este hecho deriva de las narraciones evangélicas en las que Jesús libera a los enfermos de “demonios”. Sin embargo, no son conceptos equivalentes.
La palabra demonio proviene del griego daimon, que quiere decir ‘genio’ o ‘espíritu’ no personificado. En el pensamiento antiguo, se creía que las personas podían ser tomadas por este genio o espíritu y actuar según el comportamiento que este le infundiera. Tal espíritu podía ser maligno o benigno indistintamente.
Fuente: https://www.significados.com/satanas/