Inhibido

Inhibido

La inhibición comprende formas que condicionan el accionar y desarrollo individual en el marco social capaces de afectar a uno que, dependiendo del grado, le impiden llevar adelante cosas que quiere hacer dentro del orden legal y cultural.

Observando su raíz etimológica en el verbo latino inhibēre, remitiendo a parar o guardar (para sí mismo), cuyos componentes lo asocian a prohibir, en el latín prohibēre, la palabra se aplica también al contexto profesional, como consecuencia de medidas o efectos obstaculizadoras, ya sean expresados de forma directa o indirecta, como también al campo de la biología a partir de mecanismos capaces de bloquear un proceso natural en un organismo.
Relaciones: inhibición en reuniones sociales y en el amor
Las fiestas a las que concurre una gran cantidad de gente, especialmente si es desconocida, pueden causar inhibición, ansiedad o estrés a sus invitados, más aún si son tímidos o están pasando por alguna situación de estrés que los vuelva introvertidos.
Incluso, los más cohibidos, pueden sentirse impedidos a participar, con el cuerpo o con las palabras, de reuniones pequeñas, citas, videollamadas grupales, cumpleaños familiares, etcétera, por nombrar sólo algunos ejemplos de situaciones cotidianas en las que interactuamos con el entorno.
En el ámbito del amor, apreciar las virtudes de la pareja y expresarlas, hacer obsequios, ya sean materiales o simbólicos, hablar sobre uno mismo y nuestros sentimientos, incomodidades, molestias, gustos y preferencias, son maneras de construir bases sólidas para la confianza, tan necesaria para que el sentimiento dure en el tiempo.
Sin embargo, hay quienes se ven impedidos, por la incapacidad de abrirse a los otros o por estar frente a un compañero que no les inspira seguridad emocional.
Especialmente el género masculino, debido a los estereotipos de los que se nutre, pareciera estar obstaculizado o inhibido para dar cariño de un modo gentil y tierno. A los hombres se los educa desde pequeños, en la tradición machista del patriarcado, para que oculten su llanto y se avergüencen de sus sentimientos. Se les expresa, con palabras o de modo tácito, que deben ser rudos, violentos y fríos; que la dulzura y el cuidado están reservados exclusivamente para la mujer.
Sin embargo, los varones que han logrado emprender un trabajo de deconstrucción (gracias a la lectura, al debate, al análisis o a la terapia) o quienes no han sido criado tan fuertemente bajo estas normas (aunque recordemos que nadie puede escapar a su época, de un modo absoluto), pueden expresarse con mayor libertad o con menor represión.
Diferencia entre la persona inhibida y la desinhibida
Al otro lado de la inhibición extrema, que generalmente constituye una fuente de malestar psíquico para el sujeto, se encuentra la total desinhibición, que trae incomodidades, molestias o enojos a los demás, aunque quien se encuentre desinhibido pueda no ser consciente de su estado.
En medio, aquellos que son un poco desinhibidos (por ejemplo, a quienes llamamos el “alma de la fiesta”) o algo inhibidos (los tímidos o reservados) pueden transitar sus experiencias vitales sin llamar demasiado la atención o verse perjudicados por estas formas de ser y estar en el mundo.
Cierto grado de inhibición es parte del equilibrio mental y permite, por ejemplo, no salir desnudos a la calle o contar intimidades sexuales a los extraños, cuestiones que se encuentran en el terreno de lo patológico y, ciertamente, dificultan las interacciones sociales o hasta pueden acarrear problemas legales.
Como rasgo de carácter o como estado transitorio
Uno puede encontrarse inhibido en un momento puntual de su vida, por ejemplo, en la adolescencia, debido a las inseguridades, cambios, revoluciones, que esta etapa conlleva. O puede cohibirse en un lugar desconocido, por ejemplo, estando de visita en un país donde las costumbres son muy distintas de las propias y se tiene miedo a “encajar”.
Pero cuando perdura a través de los años, ya siendo adultos, se puede hablar de rasgos de carácter, no así en los niños que están constantemente en proceso de formar su identidad, que si bien nunca termina de hacerse, rehacerse y reinventarse, pasada cierta edad adquiere algunas cualidades relativamente estables.
Efectos de inhibir a los otros
Por medio de bromas pesadas o comentarios desagradables un individuo puede causar un efecto de inhibición en otros (familiares, amigos, pareja, hijos, compañeros laborales, conocidos, extraños), quienes seguramente no disfruten de su compañía, a menos que tengan cierta cuestión masoquista, pero incluso ésta, si es a nivel inconsciente, en el plano de la consciencia se experimenta como sufrimiento.
Cuando son los padres quienes ejercen estas acciones, de modo voluntario o inconsciente, pueden provocar especial daño a sus hijos, pues son los responsables de propiciar el amor propio y el respeto, la libertad de expresión y el desenvolvimiento social. Ejemplos de formas de inhibir a los niños son criticar su manera de vestir o elección de peinados, menospreciar sus opiniones, reírse cuando se enojan o lloran, etcétera.
Quienes se involucran con parejas tóxicas, por creer que no merecen algo mejor, por ver esos modos de relacionarse como algo “normal” o por estar acostumbrados a soportar maltratos, pueden sentirse inhibidos y desdichados emocionalmente.
Fuente: https://significado.com/inhibido/