Es practicado en el popular argentino, y su origen se ubica al respecto de la figura del abogado José Camilo Crotto, quien fuera senador, entre 1912 y 1918, y luego gobernador por la Provincia de Buens Aires entre 1918 y 1921, a instancias de la primera presidencia de Yrigoyen.
Al frente de la provincia, fue responsable de la normativa número 3, en 1920, en el marco de una política social, que establecía y hacía posible que los trabajadores del campo se trasladaran de forma gratuita en los trenes, ocupando determinados vagones de carga que se colocaran a disposición. Esto era organizado por el área de trabajo de la provincia, llevando un control del movimiento del personal solicitado. De este modo, en un juego de palabras, se asoció a estos grupos como -los crotos-, perdiendo la doble tt dada la indiferencia fonética, y eventualmente empezó a interpretarse de forma singular y generalizada, para apuntar a cualquier persona que estuviera vistiendo ropas gastadas, sucias o de poca calidad.
También, se observa su uso para referirse a personas humildes o que viven en una situación precaria, o para ironizar cuando alguien opta por economizar en algo, sabiendo que ésta tiene los recursos económicos suficientes para afrontarlo. Tiene su alternativa femenina en crota, siendo un término inclusivo si se quiere.
Fuente: https://etimologia.com/croto/