Una cookie es una herramienta que se activa a partir de la interacción con una página de Internet.
Guarda datos concretos de nuestras acciones y opciones personalizadas permitiendo, por ejemplo, recordar el país que seleccionamos cuando entramos a un comercio online internacional, o que una publicidad de tipo pop-up (aquella ventana emergente y molesta) aparezca apenas una vez, o que se recuerde cuando rechazamos algún tipo de planteo para que éste no se vuelva a mostrar.
Las cookies de Facebook están presentes en sitios de diversa índole que utilizan los servicios de la red social, y por lo tanto expanden su capacidad de seguimiento
Las cookies no son necesariamente malas como uno imaginaría considerando la fuerte asociación que se hace con códigos de espionaje. Existen buenos y malos usos.
El problema radica en que ciertas galletas, aquellas correspondientes a Facebook por ejemplo, están profundamente instaladas no solamente en el propio Facebook sino también en sitios de noticias mediante el espacio de comentarios, o en sitios de diversa índole que muestran el bloque de seguidores a la fanpage, significando que pequeñas migajas nos están acompañando de manera intensa durante nuestro camino virtual; Facebook es capaz de registrar nuestros movimientos aún cuando no estamos en dicha página, perfeccionando la publicidad que nos muestra. El problema está, como podemos apreciar, en el abuso de este recurso.
¿Cómo nace la idea de las cookies y para qué?
El origen de las cookies se remonta a 1994 como una tecnología desarrollada por Netscape para guardar determinada información en la máquina local y poder interactuar con ella desde el sitio web remoto, a efecto de recordar preferencias y tratamientos personalizados sin tener que recurrir a cuentas de usuario.
Su primer cometido fue guardar preferencias de compras online, concretamente en el elemento llamado “carrito de la compra”.
Cuando un usuario seleccionaba distintos productos para su adquisición pero no completaba la operación, estos quedaban almacenados en una cookie en la máquina local, de forma que se recuperaban la siguiente vez que se visitaba la web. Era una forma de garantizar que el usuario acabara comprando los ítems por los cuales se interesaba.
Otra aplicación muy popular al principio era saber si un usuario ya había visitado un sitio web, dejando solamente un fichero, pese a que éste no tuviera contenido. La simple existencia de dicho fichero, grabado por el sitio, llevaba a la conclusión de que sí, que el usuario ya lo había visitado.
En 1995, Microsoft adoptaba las cookies en Internet Explorer. La popularización de dicha tecnología no tenía ya forma de ser parada. Y, no obstante, era todavía una gran desconocida para el público internauta en general, y lo acabaría siendo más adelante por motivos de seguridad.
El sistema de cookies, basado en ficheros de texto plano, era inseguro, pues se había ideado para guardar información que no fuera comprometedora.
A partir de 1995 se intenta estandarizar el uso de las cookies, llegando al acuerdo definitivo sobre su gestión por parte del navegador web, que es el que todavía impera hoy, en el año 2000.
Cookies y publicidad
Algunas veces nos preguntamos cómo es que los anuncios de Facebook o Google aciertan tanto en nuestros gustos que son capaces de presentarnos publicidad relacionada con las páginas que hemos visto hace poco. La respuesta se encuentra en las cookies.
Estos ficheros de texto acaban recabando tanta información sobre nuestras preferencias que pueden llegar a ser peligrosos, ya que si alguien accede a ellos y los lee, puede preparar una estratagema para estafarnos en base a atraernos basándose en nuestros gustos y preferencias.
Configuración en el navegador
Para garantizar nuestra seguridad y privacidad, deberíamos repasar la configuración de las cookies, la cual difiere para cada navegador.
Para Google Chrome deberemos abrir la opción Configuración y de la página que obtendremos, ir al final de esta y desplegar las opciones Avanzadas.
Una vez aquí, buscar la opción Configuración de contenido, deplegarla, y buscar la opción Cookies.
Si trabajamos con Firefox, deberemos abrir el menú de Herramientas y, en este, clicar sobre Opciones. Seguidamente, buscaremos Privacidad y seguridad y, dentro de esta, Cookies y datos del sitio.
Si nuestro navegador web es el Microsoft Edge, deberemos clicar sobre el botón de configuración para, después, seleccionar la opción Configuración del menú que obtendremos.
Al final de la página de configuración veremos un botón que nos lleva a la Configuración avanzada, que es donde deberemos entrar para llegar al apartado de Cookies.
Otros navegadores disponen de sus propias opciones de configuración de las cookies que no nos será difícil encontrar.
Una vez hayamos encontrado dicha configuración, deberemos decidir si permitir o no las cookies, y cómo las gestionamos, teniendo en cuenta que al impedir que un sitio web externo las grabe, podríamos provocar que dejara de funcionar de forma correcta su servicio en nuestra computadora, o bien que este se viera limitado.
Citación. Escrito por Editorial. Fecha May. de 2019. Cookies. En Significado. Recuperado de https://significado.com/cookies/
Fuente: https://significado.com/cookies/