Coevolución

Coevolución

Cuando dos especies están estrechamente relacionadas, es razonable y esperable que los cambios adaptativos en una de ellas influyan y determinen cambios adaptativos en su socio.

De este modo, cuando los destinos evolutivos de dos especies están entrelazados, estamos hablando de coevolución.
La evolución es el cambio gradual en las características de las poblaciones a lo largo del tiempo. Estos cambios se dan en respuesta a variaciones ambientales que fuerzan a las especies a adaptarse para no perecer.
El ambiente de una especie no son solamente las rocas y el paisaje donde vive, también son las especies con las que convive y las relaciones interespecíficas que mantiene con ellas. Hay especies que entablan interacciones de cooperación mutua o de interdependencia, como el mutualismo, los predadores con su presa, los parásitos con su huésped.
Ningún ser vivo existe solo, todos forman parte de una red de interacciones que llamamos ecosistema. Esta red es el soporte de la biodiversidad actual, como lo ha sido desde el origen de la vida en nuestro planeta. La coevolución es la manifestación más nítida de la dinámica interactiva de la biota.
En lugar de una evolución lineal y aislada, la coevolución representa un proceso dinámico de retroalimentación constante entre dos o más especies. Es como una pareja de bailarines en una coreografía, donde cada movimiento de uno afecta directamente al otro.
El “inicio” de un camino evolutivo conjunto es el establecimiento de una estrecha relación entre dos especies. En ocasiones, esa relación es tan determinante en la supervivencia de ambas especies que ese vínculo se mantiene en el tiempo. Las relaciones interespecíficas, entonces, son impulsoras de la evolución de la biodiversidad por coevolución.
Importancia evolutiva de la coevolución
La coevolución no solo es “sociedad a largo plazo”; también es un motor de la diversidad y la complejidad de la biota. A lo largo de millones de años, las especies han desarrollado adaptaciones específicas que les permiten no solo sobrevivir, sino prosperar en sus entornos. La coevolución intensifica este proceso al crear una red intrincada de interdependencias y potenciar aún más una relación exitosa.
Y aquí hace falta una aclaración: no solo las relaciones de cooperación mutua pueden impulsar la coevolución. Las relaciones de predación, el parasitismo y la competencia también pueden hacerlo. En estos casos, el resultado de la coevolución no es la optimización de la relación, sino una suerte de carrera armamentística, en la que una de las especies adquiere adaptaciones para ser más eficiente , que son contrarrestadas por adaptaciones de la otra especie.
Un ejemplo de esto es el camuflaje de un depredador que coincide perfectamente con el patrón de su presa, la respuesta evolutiva de la presa puede ser cambiar ese patrón de color, para que el depredador pueda ser fácilmente identificado. Las presas que logran descubrir a este depredador oculto tienen más probabilidades de sobrevivir y reproducirse. Como respuesta, los depredadores podrán imitar el nuevo patrón de colores para volver a incrementar su eficacia de caza.
Este ciclo de adaptación y contraadaptación, donde cada nueva ventaja evolutiva genera una respuesta en la especie interconectada es conocido como hipótesis de la Reina Roja, e impulsa a las especies a alcanzar nuevos niveles de especialización y complejidad en sus estrategias de supervivencia. Cada nueva adaptación en la presa para escapar de su predador será contrarrestada por una adaptación del predador para incrementar su eficacia de caza.
La cooperación como motor de la coevolución
Las relaciones de cooperación son un motor particularmente potente de la coevolución. Hay ejemplos notables de coevolución por cooperación, como los insectos polinizadores y las flores. Los participantes son dos de los mayores grupos de organismos sobre la Tierra: los insectos y las plantas con flores, y esta sociedad tiene gran parte de responsabilidad en ese éxito.
Las flores son los órganos reproductivos de las plantas. Su función principal es atraer a los animales e insectos que trasladan el polen (las gametas masculinas) de una flor a otra. Así, la planta es polinizada. A cambio, los polinizadores obtienen alimento.
Las plantas con flores han desplegado estrategias ingeniosas para atraer a sus polinizadores. Desarrollaron colores, patrones y aromas para atraer a los polinizadores.
La evolución de las flores es una respuesta directa a la presión evolutiva ejercida por la necesidad de maximizar la transferencia de polen y, por ende, la reproducción. Las plantas con flores más atractivas para sus polinizadores serán las más exitosas. Aquí, entra a jugar el polinizador: la atractividad de la flor está determinada por las preferencias de la especie polinizadora. La flor no puede ser atractiva para cualquier insecto, sino que tiene que ser atractiva para la especie de insecto que la poliniza.
Los insectos polinizadores, a su vez, han desarrollado adaptaciones para aprovechar al máximo las recompensas ofrecidas por las plantas.
Existen estudios científicos que muestran que las flores han cambiado para encajar con su polinizador. Por ejemplo, las flores tubulares largas son polinizadas por mariposas con probóscides largas (la probóscide es la lengua enrollada de la mariposa).
Así, la flor no solo se hace atractiva para su polinizador, sino que este también desarrolla adaptaciones que solo le sirven para polinizar ciertos tipos de flores, por lo que esa relación entre planta e insecto se mantienen en el tiempo y se va optimizando por coevolución.
Algunas duplas insecto-planta son realmente simbióticas: la planta no tiene otro polinizador, y el polinizador no puede alimentarse de otra flor. Este es un caso extremo de especialización, en donde la coevolución a hecho que cada especie sea la media naranja de la otra.
La coevolución es un pilar de la biodiversidad. A medida que estos pares de socios se han adaptado el uno al otro, su vínculo se hace más estrecho. Esta es la manera en la que las relaciones entre especies trascienden a los individuos.
Para los organismos que interactúan, la relación dura mientras dure su vida, pero para sus especies, esa relación ha forjado un vínculo tan estrecho que acaba en una coevolución, que hace que la relación se mantenga en el tiempo. La extinción de una de las especies del par, con mucha probabilidad, causará un duro impacto en la otra especie, que probablemente también se extinga.
Fuente: https://significado.com/coevolucion/