Frase que se utiliza como un llamado a la reflexión o a la atención de alguien que suele criticar defectos en otras personas, sin detenerse a analizar cuáles son los propios.
El autor de estas líneas ha parafraseado esta locución en los títulos de sus libros Y por casa… ¿cómo hablamos? e Y por casa… ¿cómo escribimos?
Fuente: http://www.ciudad-real.es/varios/dichos/y.php