Primero quiero que penséis en un magnolio. Es un precioso árbol que, al final de la primavera o con los primeros días del verano, se llena de preciosas flores blanquecinas.
El problema de dichas flores es que, si bien son hermosas y grandes, casi enseguida que se abren empiezan a marchitarse, con lo que a penas durante unos pocos días podemos ver cada una de esas flores en su máximo esplendor. Ya como curiosidad os comentaré que la floración del magnolio es secuencial, es decir, no florecen todas sus flores al mismo tiempo, por lo que a pesar de lo poco que dura cada una de sus flores, es común ver al magnolio plagado de bellas flores durante buena parte del verano.
Y bueno, ahora que hemos analizado la parte floral, vayamos al uso en sí de la frase.
Antiguamente, para ocupar un puesto relevante en un programa de televisión, en una revista, en un programa de radio, etc., tenías que ser alguien realmente importante. Tenías que haber alcanzado la fama a base de haber vendido muchos discos, haber actuado en varias películas, haber ganado muchos partidos, etc. Era lo que se llamaba gente famosa y normalmente para alcanzar dicha fama, como hemos comentado, ya habían realizado numerosos actos que les habían hecho ganar dicha fama. Hoy en día se llevan más los llamados famosillos, gente que no ha hecho por lo general nada importante para aparecer en los medios de comunicación, pero que sin embargo ahí están, ocupando portadas, minutos de radio y televisión y por supuesto, muchas horas de tertulias. Normalmente estos famosillos lo son porque se han relacionado de alguna manera con alguien famoso (han tenido relaciones sexuales o supuestas relaciones con alguien famoso, son el primo, la vecina, el amante del sastre de alguien famoso, han participado en un reality show de la tele pasando un casting en el que buscaban gente de un determinado perfil, etc). Es decir, realmente no es que hayan hecho nada bueno, pero han intentado subirse al mundo de la fama y aprovecharse de todo lo que conlleva (la propia fama, dinero, fiestas, apariciones estelares, etc.). Sin embargo, lo difícil de la fama no es llegar a ella sino mantenerla y si una persona famosa puede ser olvidada de forma más o menos rápida, imaginaos lo fácil que es olvidar a alguien que realmente no hizo casi nada por alcanzarla. A esas personas que fueron muy populares durante un breve espacio de tiempo pero que enseguida fueron apartadas por otras personas que ocuparon su lugar en portadas y programas de televisión se las llama flor de un día, porque son como las flores del magnolio, que cuando se abren son preciosas pero apenas duran bonitas unos pocos días ya que enseguida se marchitan.
¿A que os viene a la mente más de una «flor de un día»? Como la explicación ha sido larga, sólo pondré un breve ejemplo: Aquel cantante fue flor de un día. Sacó aquella canción del verano que tuvo tanto éxito pero ya no ha vuelto a sacar ningún tema más. Ya ni me acuerdo de cómo se llamaba.
Fuente: https://expresionesyrefranes.com/2012/01/12/ser-flor-de-un-dia/