«Quien canta sus males espanta» es un dicho popular de origen español, asociado a la actitud positiva que las personas deberían tener o tienen ante la desgracia que les rodea.
El dicho se invoca cuando un individuo está inmerso en una serie de problemas o dificultades que parecen no tener solución en lo inmediato, cuya carga emocional puede aliviarse cantando y disfrutando las oportunidades que, en medio de todo, ofrece la vida.
Si la frase es dicha por un tercero, será interpretada como un consejo para el afligido. Se trataría, en este caso, de un llamado a la buena disposición.
Si la frase es invocada por el propio afligido, será pues una manera de justificar la necesidad de liberar aquellas tensiones que no puede resolver.
En este refrán, cantar tiene el sentido de entretenerse, disfrutar, pasarla bien, ya que se trata de uno de los pasatiempos más liberadores que conecta la actividad física con la emocional. De allí que el refrán exhorte, por medio de esta imagen, a distraerse en medio de las dificultades para sentir que las aflicciones son menos.
Quien canta sus males espanta es, al mismo tiempo, un refrán que invita a dejar de culpar a las calamidades.
Algunas variaciones del dicho son: «Quien canta olvida sus penas», «Quien canta su mal espanta» y «Quien canta sus penas espanta».
El dicho está referido en la primera parte del capítulo 22 de Don Quijote de la Mancha. Veamos:
-Pues, ¿cómo -repitió don Quijote-, por músicos y cantores van también a galeras?
-Sí, señor -respondió el galeote-, que no hay peor cosa que cantar en el ansia.
-Antes, he yo oído decir -dijo don Quijote- que quien canta sus males espanta.
-Acá es al revés -dijo el galeote-, que quien canta una vez llora toda la vida.
-No lo entiendo -dijo don Quijote.
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