El Séptimo de Caballería, un regimiento desastroso que vigilaba la frontera india, es transformado por Custer en el orgullo de los ejércitos de la Unión.
Sus dotes de mando y su valor no pasan inadvertidos entre sus enemigos, los temibles siux de Caballo Loco que le dan el sobrenombre de «Cabello Largo». Tras una brillante campaña se firma un tratado de paz entre los Estados Unidos y los siux, que se retiran de las tierras que ocupaban exceptuando sus montañas sagradas.
Sabiendo que Bismarck va a ser arrasado por los indios y la infantería aniquilada si él no lo impide se despide de su mujer y decide sacrificarse para evitar la catástrofe. Sale como avanzada del general Terry con todo su regimiento en una expedición para capturar a los siux que se han aliado con los cheyenes y otros pueblos. Se adentra en territorio enemigo y llega a Little Big Horn, donde los seiscientos hombres del 7.º Regimiento de Caballería son rodeados por seis mil indios, y tras una encarnizada lucha su regimiento es aniquilado completamente.
La expresión «Morir con las botas puestas» alude a asumir una situación de alto riesgo o terminal con mucha determinación y valentía. Las botas estuvieron siempre ligadas a los militares y a los caballeros, formando parte fundamental de su indumentaria. Perder las botas era un símbolo de vejación o de derrota; por el contrario, enfrentar una crisis o un trance bravo con decisión y coraje, equivalía a hacerlo con las botas bien puestas. Si el personaje en cuestión no salía bien parado de la situación o directamente perdía la vida, era muy común que los enemigos le quitasen las botas, no tanto por su valor simbólico si no por su valor material y económico.
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Murieron_con_las_botas_puestas