La zona mediterranea española fue, en la antiguedad, objeto de frecuentes ataques por parte de los habitantes de la region noroeste de Africa.
Los pueblos que vivían en la ribera, a causa de ello, se encontraban en constante peligro y para prevenirlo levantaron numerosas atalayas a lo largo de la costa. Desde lo alto de esas torres vigilaban el mar y en cuanto avistaban las naves barbaras, el centinela comenzaba a gritar: «¡hay moros en la costa!», y asi la gente se preparaba para defenderse.
¡hay moros en la costa! pasó a ser expresión de uso familiar para advertir a alguien sobre la presencia de quien representa cierto peligro porque no conviene que escuche algo de lo que estamos diciendo.