Fíate de la Virgen y no corras

Fíate de la Virgen y no corras

La expresión ‘Fíate de la Virgen y no corras’ es una exclamación que combina irreverencia y pragmatismo, aconsejando que uno debe depender de sus propias capacidades en lugar de confiar ciegamente en la ayuda de otros.

Esta frase sugiere evitar la sobreconfianza en algo, ya que puede resultar perjudicial para los propios intereses.

No hay un origen claro sobre la expresión encontrando dos posibles explicaciones sobre cómo se originó. La más popular y extendida la sitúa durante la primera guerra carlista en el siglo XIX, cuando Carlos María Isidro de Borbón, hermano del fallecido rey Fernando VII y aspirante al trono, nombró a la Virgen de los Dolores como Generalísima de sus ejércitos en un acto de fervor religioso. Sin embargo, poco después de este nombramiento, los carlistas tuvieron que huir en la batalla de Mendigorría ante las tropas liberales (conocidos como ‘cristinos’ e ‘isabelinos’, que apoyaban a la regente María Cristina, viuda del rey, y a la heredera Isabel II).
Esto que llevó a los soldados enemigos a burlarse de los carlistas diciendo ‘Fíate de la Virgen, y no corras’, insinuando que la confianza exclusiva en la protección divina no les garantizó la victoria en la batalla.
Otro posible origen de la locución señala a un temerario torero (se desconoce la identidad del mismo) que confiaba demasiado en la protección divina mientras lidiaba con toros. Dicho matador, arriesgando imprudentemente, fue corneado gravemente por uno de los animales y cuando intentó huir corriendo, alguien del público le gritó esta frase como una advertencia contra la temeridad y la confianza excesiva en la ayuda divina. La mayoría de expertos indican que esta explicación se trata de una leyenda urbana.

Fuente: https://blogs.20minutos.es/yaestaellistoquetodolosabe/category/curiosidades-de-los-papas/