Este conocido aforismo hace referencia a aquellas personas que acostumbran a mentir y hacen que resulte muy difícil distinguir cuando dicen la verdad.
Si una persona miente de manera regular, cuando finalmente dice algo verdadero nadie le creerá. Es por ello que la honestidad es siempre la mejor política.
Un ejemplo muy conocido lo encontramos en la fábula de Pedro y el Lobo, que tantas veces mentía avisando de su llegada, que el día que apareció de verdad, nadie le creyó y las ovejas comió.