Supongo que en alguna ocasión habréis estado esperando a un amigo, a un familiar o incluso a un desconocido en un parque, en el aeropuerto, en la calle, a la entrada de un cine… y en alguna ocasión la persona a la que habéis estado esperando ha llegado tarde.
Mientras se espera a alguien siempre hay varias fases:
Primera fase (autocontrol): siempre hay primera en la que nos decimos, tranquilo, todavía no es la hora, por lo que es normal que no haya llegado aún.
Segunda fase (leve irritación): llega cuando se cumple la hora establecida en la que habíamos quedado. En este punto nuestra cabeza ya está pensando, jo, menos mal que le dije a esta hora, desde luego, que impuntualidad.
Tercera fase (la duda): ya pasan unos minutos de la hora pactada. En ese momento en nuestra cabeza empiezan a circular ideas como ¿era esta la hora a la quedamos, no? ¿era hoy, verdad? ¿era en este sitio, no?.
Cuarta fase (desesperación): cuando han pasado más de 15 minutos del horario establecido empezamos a pensar lo peor: ¿le habrá pasado algo? ¿se habrá arrepentido de venir? ¿habrá tenido un accidente?
Como veis, la desesperación (la fase que recoge nuestra expresión de hoy), no suele llegar hasta pasados unos 15 miuntos del momento en el que habíamos quedado, pero lo cierto es que nuestra cabeza empieza a llenarse de pensamientos de lo más diverso desde el primer minuto de espera en soledad. Por eso decimos que el que espera, (se) desespera.
Y bueno, no sólo se puede esperar a alguien en un lugar concreto, también se puede esperar (y desesperarse esperando) una llamada, un mensaje, una señal, un día señalado, al amor de tu vida, un evento concreto, un reconocimiento especial, el arreglo de un avería…
El significado de la frase de hoy supongo que lo habréis entendido nada más leerlo, pero tal vez no sabíais que había una frase ya hecha para estos casos y ahora ya la conocéis bien para poder usarla.
Fuente: https://expresionesyrefranes.com/2007/07/06/el-que-espera-desespera/