Entre los antiguos usos de la iglesia primitiva y después, durante los tiempos de la inquisición, a los penitentes que lloraban sus culpas y mostraban arrepentimiento, se les daba una vela de cera y se los arropaba con una especie de saco de lana que había sido bendecido previamente por el sacerdote o cura del lugar.
A esa prenda se le llamaba saco bendito, que más tarde derivó en las formas San Bendito, quedando finalmente en los usos y costumbres SANBENITO.
El objetivo de penitencia de este atuendo dio origen al dicho popular cargar o colgar a uno el Sanbenito, con el que se expresa el acto de echar sobre alguien una culpa que no merece, como cuando decimos comerse un garrón, en alusión a idéntica situación.
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