Decimos “Adelante con los faroles” cuando mostramos el firme propósito de iniciar una acción o continuarla a pesar de los inconvenientes o dificultades que puedan presentarse y también para dar ánimo y coraje a quienes intentan hacer algo o continuar una tarea, especialmente si ello implica riesgos o dificultades.
La expresión original y completa era “Adelante con los faroles que atrás vienen los cargadores”.
El abogado del diablo era el clérigo que argumentaba en contra de una canonización.
La frase está relacionada con las antiguas procesiones religiosas en las que era común alentar a quienes llevaban los faroles, antorchas y cirios, encargados de iluminar los caminos, los que no siempre estaban en buenas condiciones, a abrirles el paso a los portadores de las imágenes de Cristo, la Virgen o el Santo que se veneraba.
Muchos años después comenzó a utilizarse como forma de darnos ánimo o para alentar a otros a realizar una actividad que, en primera instancia, parece difícil.
Conseguir un nuevo empleo, terminar un proyecto o comprar la primera casa son ejemplos válidos para un dicho que hoy ha caído en desuso.
Fuente: clarin.com