Tuberculosis

Si nos sentimos mal, con tos -con esputo amarillo o verde sanguinoliento- con sudores nocturnos, producto de la fiebre, urgente debemos ir a nuestro médico, porque puede ser tuberculosis. Esta enfermedad contagiosa es causada por una micobacteria que está en el aire. Y atención. ¡Puede causar la muerte!.

DESCRIPCIÓN:

Es una infección contagiosa, causada por una micobacteria, que está en el aire, y que puede causar la muerte.

CAUSAS:

El contagio y el desarrollo de la enfermedad se da en ambientes de salubridad deficiente y pobreza. Las personas mayores suelen ser las más afectadas, y también grupos que no hayan heredado la inmunización de generaciones anteriores sobrevivientes a epidemias de tuberculosis. Por otra parte, las bacterias que la provocan han desarrollado resistencia a algunos antibióticos, y esto perjudica los avances contra la enfermedad. Las bacterias pueden vivir en forma inactiva en el organismo, sin desarrollar la infección. En un 5% de los casos la infección activa se presenta alrededor de un año o dos después de producido el contagio. Esas cifras varían de acuerdo al estado inmunológico de cada persona. En general, la tuberculosis comienza en los pulmones, y en algunos casos, puede extenderse a otras partes del cuerpo por medio del flujo sanguíneo.

SÍNTOMAS:

Suele manifestarse con malestar, y tos -con esputo amarillo o verde, que se intensificará con el avance de la enfermedad y contendrá sangre-; también aparecen fuertes sudores nocturnos, producto de la fiebre. Si hay líquido o aire en la pleura, la respiración se tornará dificultosa. La infección puede extenderse a otros órganos como, por ej., vejiga, riñones, próstata, articulaciones, intestino o glándulas suprarrenales. Cuando alcanza la meninge, es muy peligrosa.

DIAGNÓSTICO:

Un primer diagnóstico se puede hacer con una radiografía de tórax. Además de manchas características pero no excluyentes de otras enfermedades, este estudio puede indicar que hay derrame de pleura o pericarditis. Un diagnóstico definitivo lo permite un examen de esputo o una prueba cutánea de tuberculina -que no indica si la infección está o no activa-. Otros estudios serán necesarios para investigar la presencia de la infección en otros órganos.

TRATAMIENTO:

Los antibióticos son efectivos en casi todos los casos. Se utilizan cinco tipos de antibióticos (pirazinamida, estreptomicina, etambutol, rifampicina y isoniacida) y, generalmente, se los administra en combinaciones de dos, para garantizar la eliminación total de las bacterias. Para esto el tratamiento debe extenderse aún cuando hayan desaparecido los síntomas.