Nuestro hijo tiene fiebre, y por un buen tiempo no baja su temperatura corporal. Enseguida nos asustamos y tememos por las famosas e indeseables «convulsiones». A no asustarse. Mientras nuestra pareja llama a un pediatra, leamos esta nota que nos va a clarificar que son las convulsiones, por que se manifiestan y que se puede hacer mientras viene el médico a nuestra casa.
DESCRIPCIÓN:
Es un ataque de convulsiones provocado por la fiebre. Son comunes: aproximadamente 3% de los niños entre 6 meses y 6 años pueden tener convulsiones cuando tienen temperatura alta.
CAUSAS:
Los niños pequeños no siempre pueden lidiar con un proceso febril como lo hacen los adultos, y la alta temperatura produce una irritación en el cerebro que desencadena las convulsiones. Las altas temperaturas suelen ser causadas por una infección, de la garganta o del oído, por ejemplo. A menudo, la fiebre es el único indicio de la infección.
SÍNTOMAS:
La actividad cerebral normal se altera con la convulsión: el niño puede sacudirse o doblarse, quedarse duro o aflojarse, perder contacto con el entorno y presentar dificultades respiratorias.
DIAGNÓSTICO:
Mediante la observación de cualquiera de los síntomas descriptos durante un proceso febril.
TRATAMIENTO:
Es conveniente intentar bajar la altas temperaturas lo antes posible -con la medicación que indique el pediatra- para evitar las convulsiones. Cuando el niño tiene una convulsión debe recostárselo sobre un costado, siempre acompañado por un adulto. Conviene llamar al médico o al servicio de emergencias si la convulsión dura más de tres minutos. En general, el hecho de que un niño tenga un episodio de convulsiones no quiere decir que vaya a volver a sufrirlas cada vez que tenga fiebre. Las convulsiones febriles tampoco son la primera etapa de una epilepsia.