La palabra cáncer hace estremecer a todos, en especial a aquellos que les es diagnosticado. En este caso, hablaremos de cáncer de hueso. Causas, síntomas, diagnósticos y tratamientos están detallados a continuación. No temamos a hablar sobre esta enfermedad. Con prevención y tomando los casos a tiempo, existen posibilidades de frenar el avance de esta enfermedad.
DESCRIPCIÓN:
El nombre cáncer engloba un amplio conjunto de enfermedades que se caracterizan por presentar un grupo de células que crece fuera de control. Normalmente las células cumplen un ciclo de vida predecible, con células envejecidas que mueren y nuevas células que toman sus lugares. Pero en ciertos casos este proceso se altera y, si el sistema inmune no puede controlarlo, las células se multiplican sin control formando tumores. Un tumor benigno no se propaga a otras partes del cuerpo pero, cuando lo hace, ese tumor primario se considera canceroso o maligno. Los tumores de hueso pueden ser benignos o malignos (cancerosos), pero son más comunes los primeros. Ambas clases de tumores pueden proliferar y comprimir tejido óseo sano, reabsorberlo y reemplazarlo por tejido anormal. El cáncer que se origina en el mismo hueso (cáncer primario) no tiene las mismas características que el que se ha propagado hasta el hueso proveniente de otro tumor (cáncer secundario o metástasis). El tipo más común de cáncer primario es el osteosarcoma, que se forma en tejido óseo en desarrollo. El condrosarcoma prolifera en el cartílago y el sarcoma de Ewing se origina en el tejido inmaduro de la médula ósea. El sarcoma de Ewing y el osteosarcoma ocurren más frecuentemente en niños y adolescentes, mientras que el condrosarcoma afecta principalmente a adultos.
CAUSAS:
No se tiene certeza de las causas que originan el cáncer de hueso, pero se reconocen factores que aumentan el riesgo de padecerlo. Ocurre con mayor frecuencia en niños o adultos jóvenes que han recibido algún tipo de radiación o quimioterapia para tratar otras enfermedades. Los adultos con enfermedad de Paget (desarrollo anormal de nuevas células óseas) también presentan un mayor riesgo de desarrollar osteosarcoma. También influyen factores hereditarios.
SÍNTOMAS:
Pueden variar dependiendo de la ubicación y del tamaño del tumor, pero en general todos son dolorosos. Aquellos tumores localizados en articulaciones o cerca de ellas pueden provocar hinchazón en la zona. El cáncer de hueso también puede interferir en los movimientos normales y debilitar tanto los tejidos que ocasionen fracturas. Otros síntomas pueden ser: debilidad, fatiga, anemia, fiebre y pérdida de peso.
DIAGNÓSTICO:
El médico debe realizar un completo examen e indagar sobre la historia clínica personal y familiar. Un análisis de sangre determina la concentración de la enzima fosfatasa alcalina, cuyos niveles están muy aumentados en los momentos de formación activa de hueso (niñez, luego de una fractura) o debido a enfermedades como el cáncer. Como normalmente se pueden encontrar altos niveles de fosfatasa alcalina en niños y adolescentes, esta prueba no es un índice confiable para diagnosticar cáncer de hueso. Las radiografías pueden localizar un tumor y revelar su forma y tamaño. En el caso de que se sospeche de un tumor canceroso, se recurre a otras técnicas de diagnóstico por imágenes: tomografías, resonancia magnética o angiografía. De todos modos, la prueba diagnóstica concluyente es la biopsia de tejido óseo, cuya muestra se puede obtener por diferentes métodos.
TRATAMIENTO:
Las opciones dependen del tipo, tamaño, etapa del cáncer, edad y estado general de la persona. Comúnmente, la cirugía es el abordaje terapéutico inicial. La quimioterapia pre y post quirúrgica ha contribuido a evitar muchas amputaciones de miembros. Debido a la tendencia del sarcoma de Ewing a producir metástasis rápidamente, generalmente se usa en estos casos una quimioterapia multidroga, además de radioterapia o cirugía del tumor.