¡Aayyyyyy, me duele el pecho! Puede ser una angina de pecho. Los síntomas son dolor en el centro del pecho con sensación de opresión. Se puede extender hacia el hombro izquierdo, espalda, garganta, maxilar o bien hacia la parte inferior del brazo derecho. Para diagnosticarla se debe realizar una buena exploración médica.
DESCRIPCIÓN:
Es un dolor o sensación de presión en el centro del pecho, producida por una isquemia cardíaca (la deficiente provisión de sangre oxigenada al corazón). La angina de pecho aparece durante un esfuerzo o por emociones fuertes, dura sólo unos minutos y desaparece con el reposo.
CAUSAS:
Enfermedades de las arterias coronarias, anomalía de la válvula aórtica que puede afectar flujo sanguíneo de las arterias coronarias, espasmo arterial (estrechamiento repentino de una arteria), anemia grave. Estas causas se agravan en climas fríos, cambios repentinos de temperatura ambiental, estrés emocional, ejercicio físico, etc.
SÍNTOMAS:
Dolor en el centro del pecho con sensación de presión. Este dolor se puede extender hacia el hombro izquierdo, debajo de la parte interna del brazo izquierdo, espalda, garganta, maxilar o dientes, o bien hacia la parte inferior del brazo derecho.
DIAGNÓSTICO:
Se debe realizar exploración médica, análisis de sangre para detectar hipertiroidismo, anemia, diabetes u otra causa, y determinar la concentración de lípidos. También se debe realizar una radiografía de tórax, electrocardiograma, electrocardiograma de esfuerzo y ecocardiograma (en reposo y después de un esfuerzo). Los estudios con isótopos radioactivos asociados con las pruebas de esfuerzo proporcionan una imagen de la ubicación y extensión de la zona isquémica, así como también el volumen de sangre que llega al corazón. Cuando con los métodos anteriormente mencionados no se logra confirmar el diagnóstico de isquemia, puede recurrirse a la arteriografía de las arterias coronarias o coronariografía, una serie de radiografías que utilizan un material de contraste.
TRATAMIENTO:
Deben tomarse medidas de prevención de la enfermedad de las arterias coronarias para evitar que progrese. También deberán tratarse los factores de riesgo: presión arterial elevada, valores aumentados de colesterol, hábito de fumar. Si la angina de pecho no es grave, es necesario reducir los factores de riesgo y tratarse con fármacos: betabloqueantes, nitratos, antagonistas del calcio (evitan que los vasos sanguíneos se contraigan) y fármacos antiplaquetarios como la aspirina, que contrarrestan el avance de la aterosclerosis. Procedimientos como el by-pass o la angioplastia pueden ser útiles en casos que no respondan a un tratamiento farmacológico.