Enfermedades Parasitarias del Ganado Bovino

Enfermedades Parasitarias del Ganado Bovino

Las parasitosis deben ser consideradas cuidadosamente en las explotaciones ganaderas, debido a la cantidad de especies existentes y las constantes pérdidas que ocasionan, tanto en muertes de animales como en la disminución de la producción de leche y carne.

Además los animales parasitados son más susceptibles a enfermedades infecciosas. De lo anteriormente expuesto se deducen las cuantiosas pérdidas económicas en las explotaciones.

Las parasitosis pueden dividirse en dos grandes grupos: las internas producidas por los endoparásitos (protozoarios, parásitos pulmones y gastrointestinales) y las externas producidas por los ectoparásitos (moscas, garrapatas y ácaros)

A. PARASITOSIS INTERNAS

Hemáticas: en el caso de las enfermedades producidas por hematozoarios o parásitos hemáticos, encontramos la tripanosomiasis, la anaplasmosis y la piroplasmosis, las cuales provocan la muerte de los animales, en corto tiempo.

Prevención y control: su prevención se realiza mediante el control sistemático de vectores hematófagos (garrapatas, tábanos y zancudos) con el empleo de baños mensuales de garrapaticidas.

Los hábitos de limpieza, desinfección y esterilización de instrumentos (jeringas, agujas, sondas, etc.) utilizados en los animales, es otra medida de importancia en la prevención de estas enfermedades.

Con la utilización de medicamentos profilácticos comerciales, se logra también evitar la tripanosomiasis y para la anaplasmosis se ha introducido al mercado una vacuna comercial. Con asesoramiento veterinario puede emplearse la premonición en aquellos animales susceptibles, sobre todo los importados procedentes de países donde existen anaplasmosis y piroplasmosis.

Coccidiosis (Diarrea roja): conocida también como diarrea de sangre, es producida por un protozoario que afecta a becerros menores de un año, sobre todo en los primeros seis meses de vida, produciéndose la infestación por la ingestión de alimentos o aguas contaminadas. Los casos leves se curan espontáneamente, pudiendo ocurrir la muerte en aquellos casos severos, luego de tres o cuatro días de haberse manifestado la diarrea sanguinolenta y de mal olor, ya que el animal pierde peso, adelgazando rápidamente. Esta es otra enfermedad que retrasa notablemente el crecimiento en los jóvenes. En los adultos, aun cuando es tolerada, representa un factor que influye en la disminución de la producción de carne y leche.

Prevención y control: la higiene es fundamental. Se hace necesaria la rotación de potreros en forma sistemática, complementada con una buena limpieza y desinfección de comederos, bebederos y becerreras en general. Los análisis de heces periódicos deben realizarse para el diagnóstico seguro de la enfermedad y su adecuado tratamiento. Los animales enfermos, deberán ser apartados y sometidos a tratamiento son productos a base de sulfas.

Parasitosis pulmonares y gastrointestinales: son producidas por numerosas especies de parásito de distintas formas de vida, las cuales se alojan a lo largo del tracto digestivo y respiratorio, principalmente en los animales jóvenes, en los cuales además de provocar trastornos digestivos y respiratorios, pueden llegar a producir la muerte en aquellos casos de infestaciones graves y sin tratamiento. En los bovinos adultos, cuando han sufrido parasitosis crónicas, puede evidenciarse trastornos digestivos y respiratorios; así como también una disminución en la capacidad productiva. Es necesario hacer notar que los animales en cualquier fase de su vida presentan una carga parasitaria en equilibrio con su organismo, la cual se ve alterada cuando las condiciones ambientales favorecen el desarrollo de una infestación masiva, especialmente en la época de lluvia, en zonas muy húmedas, en los pastizales con una carga animal alta y en el confinamiento de animales.

Prevención y control: en la lucha contra las parasitosis pulmonares y gastrointestinales, las cuales son muy frecuentes en nuestro medio, se cuenta con una gama extensa de antihelmínticos eficaces para su combate. Estos deberán ser administrados con periodicidad, de manera de cortar el ciclo biológico de los parásitos, para lo cual se recomienda una segunda desparasitación 21 días después de la primera dosis. Posteriormente podrá repetirse este tratamiento, según la frecuencia de las lluvias y la presencia de los parásitos en la zona, lo cual es variable, pero a manera de esquema podrán repetirse entre dos a tres tratamientos (de doble dosificación cada uno) al año. La rotación de potreros y una carga animal adecuada según las posibilidades de la finca, también favorecen el control de estas parasitosis.

Es recomendable efectuar según la incidencia parasitaria, una dosificación moderada en becerros de dos a tres meses de edad, lo que favorece las respuestas inmunológicas a las vacunaciones, en estos animales. Posteriormente deberán desparasitarse al destete y continuar con las frecuencias ya mencionadas de estos controles. Una forma técnica de controlar estos parásitos consiste en realizar exámenes de heces periódicos mediante el cual con técnicas de laboratorio se pueden determinar la presencia y magnitud de las parasitosis pulmonares y gastrointestinales.

B. PARASITOSIS EXTERNAS

Representadas por diversos ectoparásitos, entre los cuales los de mayor importancia económica suelen ser las garrapatas, las variadas especies de moscas, mosquitos, piojos y otros insectos. La alta incidencia de estos pequeños pero perjudiciales parásitos en cualquier explotación deben ser combatida en forma sistemática, debido al papel que juegan en la transmisión de enfermedades de alta mortalidad como la Tripanosomiasis, la Anaplasmosis, la Piroplasmosis, además de las muy frecuentes y perjudiciales miasis o gusaneras, y las muy contagiosas de gran relevancia económica: Fiebre Aftosa y Estomatitis Vesicular. Estos parásitos al atacar a los animales les producen intranquilidad, molestias, disminución del consumo de alimentos, e irritaciones en la piel y al tratar de conseguir alivio rascándose contra las cercas y árboles se producen heridas que finalmente se infectan, sirviendo de puerta de entrada a gusaneras y otras enfermedades. Igualmente, produce serios daños a las pieles notándose al ser curtidas lo que reduce su valor económico. Estos parásitos en su mayoría se alimentan de la sangre del animal, produciendo cuadros anémicos que retrasan el crecimiento, desmejoran las condiciones físicas y disminuyen su capacidad productiva.

Prevención y control: es importante y necesario efectuar baños con garrapaticidas cada tres semanas, y cuando el grado de infestación lo exija. El uso de productos comerciales que contribuyen a combatir la presencia de moscas y otros insectos, en combinación con la dispersión de materias fecales en los potreros, además de no permitir la acumulación y reproducción de estos insectos constituye esta última, una buena práctica de fertilización de los pastizales. Todo animal con heridas deberá ser tratado con algún producto repelente para evitar así una segura gusanera.

Los garrapaticidas y otras sustancias podrán emplearse con mayor o menor frecuencia según sea el caso, pero siempre teniendo en cuenta las precauciones necesarias en el uso de estos productos, así como las recomendaciones de los fabricantes.

Méd. Vet. Gonzalo Flores

Fuente: http://sian.inia.gob.ve/repositorio/revistas_tec/FonaiapDivulga/fd17/texto/enfermedadesparasitarias.htm