La situación en la provincia fue expuesta en una reciente reunión de productores
SANTA FE.- Dos golpes al abigeato en la última semana posibilitaron el esclarecimientos del robo de más de 300 cabezas de ganado en campos del norte santafesino. Sin embargo, frente a la real dimensión del problema, los productores agropecuarios coinciden en sostener que lo que se rescata de esos operativos es poco en relación a lo que ocurre.
La provincia de Santa Fe, según las estadísticas de entidades relacionadas con el agro, registró en el último lustro un promedio de 1200 denuncias de abigeato anuales.
Dadas las características de las explotaciones, muchas de esas denuncias no avanzaron o no hubo detenidos por la acción policial/judicial, razón por la cual los criadores no pudieron recuperar la hacienda de su propiedad.

Las estadísticas reafirman esa estimación. En una reciente reunión de productores del norte de Santa Fe, convocada por la Sociedad Rural de Vera, se expuso que el robo de animales ocasiona una pérdida de hasta un 10% de la producción ganadera, en la zona que abarca los departamentos San Javier, San Cristóbal, San Justo, 9 de Julio, Vera y General Obligado, desde la ruta provincial 39 hasta el límite con Chaco y Santiago del Estero.
La pérdida refiere a que generalmente se roban animales con peso cercano a los requeridos por el mercado de los remates. Son pocos, si bien existen, los casos en que esa carne se dedica a consumo de los protagonistas de esos hechos.
En ese mismo encuentro, donde un centenar de asistentes describió un agudo cuadro de situación que enfrentan, se insistió en la creación de una Policía de Investigaciones (PDI) rural y de una fiscalía especializada en delitos agropecuarios.
Los hechos recientes refieren a lo sucedido en Huanqueros, departamento San Cristóbal, 220 kilómetros al norte de esta capital, donde un productor denunció que varios delincuentes le robaron 232 animales vacunos. También la semana pasada se informó que 77 vaquillas fueron retiradas de un campo de Fortín Olmos, departamento Vera, cerca del límite con Chaco.
Pero el robo de ganado no es exclusivo del norte provincial. A comienzo de año, el avance del abigeato en la zona de islas frente a Coronda puso de relieve la poca asistencia policial que existe. Muchos ganaderos que crían sus animales en esos terrenos denunciaron que los ladrones vendían la carne por redes sociales.
Fue cuando una investigación reveló realidades disímiles que se registran en la zona, prácticamente a la misma altura del río Paraná. La provincia de Entre Ríos, por ejemplo, montó un destacamento policial cerca de la zona conocida como Boya 500, en jurisdicción de Diamante. En esa provincia bajó este tipo de delitos, casi proporcionalmente a la forma en que se incrementó en las islas frente a Coronda (Santa Fe).
El impacto mediático de la denuncia realizada por los ganaderos santafesinos hizo que la Policía de Santa Fe, a través de la Dirección de Seguridad Rural, instalara un destacamento móvil sobre la costa. Pero, según denunciaron titulares de hacienda hace unas semanas en la zona, al poco tiempo los controles se desactivaron y la casilla para el personal quedó prácticamente deshabitada.
En el sur, la historia reciente marca que un productor de Las Rosas, en el departamento Belgrano, a 180 kilómetros al sur de esta capital, denunció que le habían robado unas 1500 cabezas de ganado de un campo de Montes de Oca, una localidad más al sur, hecho que generó allanamientos en varios campos de la región. Fueron detenidos tres individuos de 22, 38 y 58 años de edad.
“Dudan en continuar”
Los problemas también existen en campos del centro oeste, donde acorralados por la delincuencia “muchos productores están dudando en continuar con la actividad”, según admitió el presidente de la Sociedad Rural de Rafaela, Leonardo Alassia.
“El delito rural continuó; el faenamiento de animales siguió, el robo de herramientas siguió. Distintos delitos que se conocen en el campo siguieron y hasta el momento no tuvimos prácticamente respuestas”, lamentó Alassia en declaraciones a medios zonales.
“Muchos productores están dudando en continuar con la actividad. Sus hijos se dedican a otra cosa, se van a vivir a las ciudades, y así hay menos mano de obra, menos familias que quieran quedarse en el campo”, dijo.
Por José E. Bordón
Fuente Lanacion