Se trata de armas que permiten disparar proyectiles totalmente sólidos, químicos u orgánicos, a unos 20 metros de distancia. A diferencia de las Taser, que generaron en su momento enorme polémica, estas pueden liberar agentes irritantes, parecidos al gas pimienta.
Los agentes de la policía de la Ciudad salieron este jueves a vigilar las calles portando nuevas armas de letalidad reducida, llamadas «Byrna», que permiten desactivar una amenaza a 20 metros de distancia. De esta manera, los uniformados ya cuentan con este tipo de pistolas junto a las Taser para intervenir en situaciones de conflictividad.
Las nuevas armas son de color naranja y funcionan a base de dióxido de carbono, que les permite lanzar proyectiles cinéticos totalmente sólidos, químicos u orgánicos, como balines que al impacto se fragmentan y liberan una sustancia parecida al gas pimienta. Tienen la finalidad de incapacitar momentáneamente o disuadir a una persona que pone en riesgo a sus víctimas, a los policías y a sí misma.
Por otro lado, para los uniformados es una medida que sirve para desactivar una situación peligrosa sin usar armas de fuego. Los policías que salieron este jueves con las pistolas pertenecen a la división de Despliegue de Intervenciones Rápidas (DIR) y se abocaron a lugares de mayor conflicto.
Una de las zonas donde estuvieron fue en cercanías del estadio Monumental de Núñez, donde la Selección argentina enfrentó a Chile, por las Eliminatorias Sudamericanas para el Mundial de 2026. Los agentes salieron con esas armas y dos cargadores, uno con bolas de plástico, y otro con gas pimienta, con cinco municiones por cartucho.
El antecedente inmediato de este tipo de armas no letales se remonta al año pasado con la policía municipal de Lanús. En aquel entonces, el secretario de Gobierno y de Seguridad de ese distrito, Diego Kravetz, había anunciado la compra de las mismas y su salida a las calles para controlar situaciones de conflicto.
Justamente el mismo Kravetz, hoy secretario de Seguridad porteño, decidió que se incorporen en el ámbito de la Capital Federal. Los agentes previamente realizaron un curso para saber cómo utilizarlas y este jueves se dispuso que salgan a patrullar las calles con las Bryna. De todas formas, ya se utilizaban en las provincias de Córdoba y Chubut.
En su momento, el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, remarcó en su cuenta de X que incorporaron «pistolas Byrna y Taser, dos tipos de armas de baja letalidad que le permiten a los agentes actuar ante una amenaza sin poner en riesgo su integridad física ni la del resto de los ciudadanos«. «Funcionan, salvan vidas y nos dan más seguridad en las calles de la Ciudad», agregó Macri en ese entonces.
Cómo funcionan las armas Byrna
Las Byrna, con un diseño que se asemeja a las pistolas tradicionales, no utilizan pólvora para propulsar sus proyectiles cinéticos (calibre .68); en cambio, emplean aire comprimido (CO2). Dado el carácter no letal, estas armas no demandan permisos especiales para su adquisición, portación y uso. Esto significa que los interesados particulares también tienen la posibilidad de obtenerlas.
A diferencia de la Taser, las Byrna pueden liberar agentes irritantes que causan dificultades respiratorias, lagrimeo intenso y una fuerte sensación de ardor en la piel. Además, mientras que la Taser es un dispositivo de electrochoque que dispara dos pequeñas sondas unidas por cables conductores, la Byrna es un dispositivo de lanzamiento de proyectiles no letales.
La empresa que las elabora es originaria de Boston, Estados Unidos, que adquiere una empresa sudafricana poco después de su fundación. Esta última había desarrollado una lanzadora corta con formato de pistola, que podía manipularse como un arma tradicional.
Hace dos años, la empresa se estableció en Argentina de la mano de Bersa, un histórico fabricante de armas cortas con más de 70 años en el mercado. En la actualidad, Byrna cuenta con una planta de fabricación ubicada en el Polo Industrial de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires.
Fuente Perfil