Voceros de la organización libanesa confirmaron este sábado que Nasralá, que dirigió la lucha armada de Hezbolá durante 30 años, murió en medio de los ataques israelíes de este viernes. Es un golpe durísimo para la organización, jaqueada desde hace días por los implacables ataques del ejército judío, y un punto de apoyo para el cuestionado Netanyahu.
Israel afirmó este sábado haber matado al líder de Hezbolá, Hasán Nasralá, como saldo de los demoledores ataques aéreos que lanzó en las últimas horas en varias zonas del sur de Beirut, la capital libanesa. La reacción de Hezbolá a esa afirmación desde Tel Aviv en primera instancia había sido la de admitir que «habían perdico contacto con Nasralá», y finalmente este sábado la organización armada precisó en breve comunicado que «Sayed Hasán Nasralá se reunió con sus compañeros mártires (…) cuya marcha encabezó durante casi treinta años».
Se trata de uno hecho de enorme impacto en el tablero de Oriente Medio, no solo porque para Hezbolá representa un golpe devastador perder a un líder de la magnitud de Nasralá, con décadas a cargo de la organización armada de lucha contra Israel, sino que tambin le sirve al premier Benjamin Netanyahu para ganar algo de oxígeno ante la propia ciudadanía judía, que cuestiona muchas de las acciones del veterano dirigente, duramente criticado además en múltiples foros internacionales, incluso acusado por crímenes de lesa humanidad, por el terrible saldo en víctimas civiles que dejan los ataques israelíes en Gaza y ahora en el Líbano.
Los cielos de Beirut se iluminaron durante la madrugada con el resplandor de los incendios provocados por los bombardeos israelíes. Las fuerzas judías elíes atacaron al menos cinco puntos estratégicos del sur de la capital libanesa, una zona densamente poblada y conocida por albergar el cuartel general de Hezbolá. El viernes, decenas de familias fueron obligadas a huir precipitadamente tras recibir avisos del ejército israelí sobre ataques inminentes.
El ataque devastó la zona, dejando seis muertos y 91 heridos, según el Ministerio de Salud libanés. El ejército israelí aseguró que el objetivo fueron inmuebles residenciales que, según sostiene, albergaban depósitos de armas de Hezbolá, una acusación que el movimiento proiraní niega.
«Hasán Nasralá está muerto», declaró un portavoz del ejército israelí, Nadav Shoshani, en la red social X. Otro vocero, David Avraham, confirmó a la AFP que el jefe de Hezbolá fue «eliminado».
Hasán Nasralá, de 64 años, es un hombre muy poderoso y venerado en Líbano. Desde hace años, vive en la clandestinidad y aparece pocas veces en público. Según varias cadenas israelíes, Nasralá fue blanco de bombardeos de gran intensidad el viernes por la tarde.
Otros jefes de Hezbolá abatidos
Nasralá fue asesinado junto al comandante del frente sur de Hezbolá, Ali Karaki, y otros altos mandos del grupo en un ataque contra la sede militar de Hezbolá en la capital libanesa.
Luego de las afirmaciones del ejército israelí sobre la muerte de Nasralá, Hezbolá se mantuvo inicialmente en silencio. El grupo luego señaló que había perdido contacto con su líder, y finalmente casi al mediodía del sábado terminó admitiendo lo que ya se había convertido en un secreto a voces: Nasralá había muerto.
El movimiento islamista disparó cohetes contra un kibutz israelí y varias posiciones militares en el norte de Israel en represalia por lo que describieron como «ataques salvajes» por parte de Israel.
El general Herzi Halevi, jefe del Estado Mayor israelí, afirmó: «no hemos agotado todos los medios de que disponemos» y prometió continuar los ataques contra cualquier amenaza a los ciudadanos de Israel.
Israel afirma que, con sus bombardeos, busca restablecer la seguridad en el norte del país, blanco de los disparos de Hezbolá, y permitir que decenas de miles de habitantes que tuvieron que dejar la zona puedan volver a sus hogares.
Las operaciones israelíes contra Hezbolá en Líbano continuarán «hasta que se alcancen todos sus objetivos», afirmó en la ONU el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, echando por tierra las esperanzas de que se adopte un alto el fuego propuesto el miércoles por Francia y Estados Unidos.
«No sabíamos a dónde ir para ponernos a salvo»
Después de que el ejército israelí instara a los residentes del sur de Beirut a evacuar, cientos de personas, incluidas familias enteras, abandonaron sus hogares y pasaron la noche a la intemperie. «Fue una noche horrible, los misiles caían a nuestro alrededor. Nunca olvidaré los gritos de los niños», relató Hawraa el Husseini, de 21 años, quien pasó la noche con su padre y hermanos en el centro de Beirut.
Las calles, sumidas en la oscuridad por la falta de electricidad, se llenaron de caos. «No sabíamos a dónde ir para ponernos a salvo», relató Radwan Msallam, un refugiado sirio, padre de seis hijos, mientras huía con su familia. Entre los escombros, los gritos de los niños resonaban mientras los habitantes de Beirut buscaban refugio.
«¡Dios mío, qué explosión! Creí que el edificio se me caía encima», dijo Abir Hammoud, una profesora de unos 40 años al recordar el momento de la explosión.
Un conflicto que no cesa
Los enfrentamientos entre Israel y Hezbolá se intensificaron desde el inicio hace un año de la guerra en Gaza y ya han dejado más de 1.500 muertos, un saldo superior al provocado por la última guerra entre ambos en 2006.
El conflicto en Gaza amenaza con llevar a todo Oriente Medio al «abismo de una guerra generalizada con consecuencias inimaginables», advirtió el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
Los bombardeos israelíes sobre Líbano de esta semana mataron a más de 700 personas, afirman las autoridades sanitarias, y dejaron unos 118.000 desplazados, según la ONU.
La situación puede deteriorarse todavía más, porque el ejército israelí afirma estar preparado para una posible incursión terrestre contra Hezbolá, que sería «lo más corta posible», dijo un responsable de seguridad.
Fuente Perfil