El papa Francisco les pidió a los cardenales “un nuevo esfuerzo” para alcanzar el “déficit cero” en la Iglesia

El papa Francisco les pidió a los cardenales “un nuevo esfuerzo” para alcanzar el “déficit cero” en la Iglesia

El sumo pontífice escribió una carta al Colegio Cardenacio en la que habló de “la importancia de la transparencia financiera”.

En una carta dirigida al Colegio Cardenalicio, el papa Francisco llamó a sus miembros a apoyar las reformas económicas en curso en la Santa Sede y enfatizó la importancia de la transparencia financiera, la responsabilidad, la solidaridad y alcanzar el déficit cero.

Francisco recordó que ya pasaron diez años desde que en su gestión se inició la reforma de la Curia Romana y destacó el rol de los cardenales en este proceso. “Acompañar esta transformación recae en ustedes, hermanos cardenales”, escribió.

Francisco destacó la urgencia de continuar con las reformas económicas, un tema que se discutió ampliamente antes del Cónclave de 2013. Señaló que los recursos económicos al servicio de la misión son limitados y deben ser gestionados con rigor.

El Papa pidió esfuerzos renovados para eliminar el déficit presupuestario de la Santa Sede y alentó a las instituciones del Vaticano a trabajar hacia el “déficit cero”. Resaltó las políticas éticas implementadas para mejorar el desempeño financiero y animó a las entidades a buscar recursos externos.

El Papa también habló de la importancia de la solidaridad entre las entidades vaticanas, comparándola con la generosidad de las buenas familias. Exhortó a reducir gastos innecesarios, adoptar una “esencialidad” en las operaciones, priorizar y la colaboración.

“Un nuevo esfuerzo para que el ‘déficit cero’ no sea solo un objetivo teórico, sino una meta realmente alcanzable”, agregó.

Para finalizar, Francisco instó a los cardenales a “apoyar las reformas con valentía y espíritu de servicio”. Recalcó que todas las instituciones del Vaticano forman un solo cuerpo, y la colaboración auténtica es fundamental para el bien común de la Iglesia.

La carta completa del papa Francisco a los cardenales

Queridos Hermanos

Hace diez años iniciamos la reforma de la Curia romana y, mediante la Constitución apostólica Predicate Evangelium, establecimos la nueva organización de la Santa Sede, precisando sus principios rectores y sus fines. Ecclesia semper reformanda: éste fue el espíritu que animó la reforma, para asegurar que la Curia romana asista al Sucesor de Pedro en el ejercicio de su supremo oficio pastoral para el bien y el servicio de la Iglesia universal y de las Iglesias particulares.

Si esta actualización representa un testimonio de vitalidad y de gracia, conocemos la dedicación y el trabajo de mujeres y hombres empeñados en adaptarse a este movimiento de renovación. A vosotros, hermanos cardenales, os ha correspondido, en vuestra función de asistir al Romano Pontífice en el gobierno de la Iglesia universal, acompañar a todos los implicados en este proceso de transformación.

A pesar de las dificultades y, a veces, de esa tentación de inmovilismo y rigidez ante el cambio, es mucho lo que se ha conseguido en estos años. Les agradezco la ayuda que han prestado y siguen prestando. Con estas premisas, quisiera ahora abordar de modo especial, una vez más, uno de los temas que más han caracterizado las Congregaciones generales anteriores al Cónclave: la reforma económica de la Santa Sede. Los años pasados han demostrado que las exigencias de reforma urgidas en el pasado por tantos exponentes del Colegio cardenalicio han sido clarividentes y han llevado a una mayor conciencia del hecho de que los recursos económicos al servicio de la misión son limitados y deben ser gestionados con rigor y seriedad para que no se dispersen los esfuerzos de quienes han contribuido al patrimonio de la Santa Sede.

Por estas razones, ahora todos deben realizar un nuevo esfuerzo para que el «déficit cero» no sea sólo un objetivo teórico, sino una meta realmente alcanzable. La reforma ha sentado las bases para la aplicación de políticas éticas que mejoren el rendimiento económico de los activos existentes. A ello se une la necesidad de que cada institución se esfuerce por encontrar recursos externos para su misión, dando ejemplo de gestión transparente y responsable al servicio de la Iglesia.

Por el lado de la reducción de costes, necesitamos dar un ejemplo concreto para que nuestro servicio se realice con espíritu de esencialidad, evitando lo superfluo y seleccionando bien nuestras prioridades, favoreciendo la colaboración mutua y las sinergias. Debemos ser conscientes de que hoy nos enfrentamos a decisiones estratégicas que debemos tomar con gran responsabilidad, porque estamos llamados a garantizar el futuro de la Misión.

Las instituciones de la Santa Sede tienen mucho que aprender de la solidaridad de las buenas familias. Al igual que en estas familias los que gozan de una buena situación económica acuden en ayuda de los miembros más necesitados, las Instituciones con superávit deben ayudar a cubrir el déficit general. Esto significa preocuparse por el bien de nuestra comunidad, actuando con generosidad, en el sentido evangélico del término, como requisito previo para pedir generosidad también desde fuera.

En conclusión, os pido que acojáis este mensaje con valentía y espíritu de servicio, y que apoyéis las reformas en curso con convicción, lealtad y generosidad, aportando vuestros conocimientos y experiencia al proceso de reforma. Cada una de las Instituciones de la Santa Sede forma con todas las demás un único cuerpo: por tanto, la auténtica colaboración y cooperación hacia el único objetivo, el bien de la Iglesia, es una exigencia esencial de nuestro servicio.

Con este espíritu y esta conciencia os pido que acompañéis nuestro trabajo con fidelidad y confianza.

Fuente TN