Trabajó en la casa de la víctima puliendo los pisos de madera; también había declarado como testigo en el juicio donde se juzgó y absolvió a Marcelo Macarrón
Pasó de ser testigo a sospechoso. Roberto Barzola, tras el hallazgo de huellas genéticas, quedó en a mira de los funcionarios judiciales que están a cargo de la investigación del homicidio de Nora Dalmasso, asesinada la madrugada del 25 de noviembre de 2006 en su casa del barrio Villa Golf Club de Río Cuarto, en Córdoba.
Es oriundo de Río Cuarto y tiene 45 años. En noviembre de 2006, en los días previos al homicidio, trabajó puliendo los pisos de madera de la casa de Dalmasso y Marcelo Macarrón, el esposo de la víctima. Fue imputado de abuso sexual seguido de muerte.
En 2007, la familia Macarrón había pedido que lo incluyeran en los cotejos genéticos, pero no se hizo. Barzola había trabajado la semana anterior al crimen en la casa del barrio Villa Golf, en Río Cuarto. Está imputado del delito de homicidio en calidad de “sospechoso leve”, según explicó el representante del Ministerio Público Fiscal.
“El mapeo genético permitió ubicar a quién pertenecían las huellas que se encontraban desconocidas en el cinto [de la bata utilizada para ahorcar a la víctima]”, explicó el fiscal Pablo Jávega, a cargo de la investigación en una conferencia de prensa.
Barzola, en 2022, declaró como testigo en el juicio donde fue absuelto Macarrón, el esposo de la víctima. “Siempre estuve tranquilo sabía que no había hecho nada. Fue normal volver a trabajar en la casa. Mi patrón me contó sobre el crimen”, sostuvo a los medios de comunicación el ahora sospechoso después de retirarse de la sala de audiencias. Recordó que en una oportunidad, Dalmasso le recriminó por la cantidad de polvillo, “pero nada más”.
“La Unidad Fiscal Especial actuante en la ciudad de Río Cuarto informa que una persona de sexo masculino figura como aportante compatible con las huellas genéticas colectadas en cinto de bata que fuera ubicado anudado en el cuello de la víctima y de vello secuestrado en zona inguinal de la misma. Asimismo, la Fiscalía continúa trabajando en clave de analizar el resto del cuadro de pruebas disponible para la composición de hipótesis en función del aporte de dicho material”, se explicó en un comunicado de prensa publicado este lunes por el Ministerio Público Fiscal de Córdoba en su página web.
El sospechoso fue identificado después de conocer el resultado de un “mapeo y trazabilidad” de 45 muestras genéticas, que se hicieron con la “intención de identificar al autor del crimen”, cuyo ADN quedó en la bata que llevaba puesta la víctima al momento del ataque. Advirtió que está en investigación “si subsiste la acción”.
En el tema trabajaron en conjunto el Ministerio Público Fiscal y el Centro de Genética Forense del Poder Judicial de Córdoba –con la cooperación del National Center for Forensic Science de Universidad de Florida, EE. UU., y la colaboración del Ministerio de Justicia del gobierno de Córdoba.
Si bien la causa ya prescribió por la cantidad de años que transcurrieron, el Tribunal que absolvió a Macarrón de la acusación de “homicidio calificado por el vínculo, alevosía, y precio o promesa remuneratoria”, ordenó una reinvestigación con las pruebas que ya estaban incorporadas en el expediente.
“La víctima tiene el derecho a que se determine la verdad, aunque el delito haya prescripto”, reclamó el fiscal de Cámara Julio Rivero al tribunal de la Cámara del Crimen 1 de Río Cuarto que tuvo a su cargo el juicio por jurados. Los fundamentos de la absolución indican que “no la mató un sicario. Fue víctima de femicidio y de violencia de género (figuras penales inexistentes al momento del hecho). La mató una sola persona conocida por ella”, y advierte que antes del asesinato “hubo acto sexual consentido”.
Fuente LA NACION