La salida de Checo Pérez y el ascenso de Liam Lawson a Red Bull Racing descubrirían el hueco que necesita el argentino para estar en la grilla el próximo año
Con cinco fechas para el desenlace del calendario, apenas restan confirmar dos alineaciones de pilotos para la próxima temporada de Fórmula 1. Las plazas por ratificar son las que esperanzan a Franco Colapinto para ser parte de la selecta grilla de 20 nombres en 2025, una agenda que se abrió repentinamente con la decisión de la escudería Williams de ascender al argentino y reemplazar a Logan Sargeant desde el Gran Premio de Italia, en Monza.
Las cuatro citas que desanduvo el pilarense -cinco carreras. porque el cronograma incluyó una Sprint Racing, en Austin-, modificaron el escenario para el joven talento. El objetivo mutó desde que James Vowles anunció que tomaría una butaca en el equipo de Grove: de completar la hoja de ruta, adquirir experiencia y sortear obstáculos en el Gran Circo, Colapinto se convirtió en un rookie que tomó impulso y es observado por otros jefes. Un movimiento de piezas sería una segunda ventana que se abre en el horizonte: al asiento en Audi, que a mediados de noviembre comunicará quien será el compañero de Nico Hülkenberg, se suma una jugada que necesita de dos actores, Sergio Checo Pérez y Liam Lawson, para acceder a Racing Bull (RB) y compartir garaje con el japonés Yuki Tsunoda.
Con el arribo de la caravana a México, donde el domingo y en el autódromo Hermanos Rodríguez el calendario cumplirá el 20° episodio de la temporada, se desata una tormenta que involucra al piloto local, Checo Pérez. Red Bull Racing anunció la renovación del contrato del tapatío en junio pasado, desterrando las múltiples versiones sobre una desvinculación al final del año. La información era un modo de terminar con la inestabilidad dentro de una estructura que desde comienzo del curso surfeó varias polémicas dentro y fuera de las pistas, y consolidar al piloto en un momento en que los resultados le eran adversos.
Pero desde el reciente GP de Singapur, un conocedor del paddock y con llegada a los jefes de los equipos, en particular con Red Bull Racing, mencionó que el equipo de Milton Keynes y Pérez elaboraban un plan que podría ejecutarse después de la visita del Gran Circo a suelo mexicano: declarar el retiro de Checo y maquillar un despido, que resultaría un modelo chocante y doloroso económicamente para las ventas de Red Bull en el público latinoamericano
Ahí encaja Lawson, el neozelandés que desde la reciente fecha en Estados Unidos se trepó a RB para reemplazar a Daniel Ricciardo. El oceánico era el piloto de reserva de RBR, pero el año pasado ofreció señales para entrar en la consideración de Christian Horner, jefe de la estructura de Milton Keynes: dos puntos cosechados en Marina Bay –durante cinco GP’s tomó la butaca de Ricciardo, lesionado- resultaron un aventón; el noveno puesto ahora en Austin, una ratificación.
Lawson, de 22 años, que se presentó como rival en el pasado de Colapinto, ahora podría convertirse en una llave para que el argentino se mantenga en la grilla y en el auto que conduce el propio Lawson. Los dos fueron parte de la Toyota Racing Series en 2020, campeonato del que también participó Tsunoda. Ninguno de los tres se consagro campeón: el monarca fue el brasileño Igor Fraga, del M2 Competition, garaje que arropaba al neozelandés y al nipón; Colapinto integraba el Kiwi Motorsport y en aquella temporada obtuvo una victoria, registró una pole y dos récords de vuelta. Finalizó tercero en la tabla de posiciones, por detrás de Lawson y por delante de Tsunoda.
“Es definitivamente alguien para el futuro”, lanzó un par de semanas atrás Helmut Marko, asesor de RBR, sobre Colapinto. “Es toda una sorpresa, porque pasaba bastante inadvertido en la F.2. Poco hablaban de él, pero subió a ese Williams y en tres carreras hizo cosas excepcionales. Estuvo realmente impresionante”, apuntó Horner, sobre el argentino, antes de las dos carreras en Austin.
El rumor sobre el efecto dominó que envuelve a Lawson y Checo Pérez lo lanzó el periodista Joe Saward. El británico recorre hace 36 temporadas el calendario de la F.1; escribió para Autosport hasta 1993 y desde entonces es independiente. El fin de semana mantuvo conversaciones con Horner. Las charlas con los directores de equipo forman parte de la habitual agenda del periodista y escritor en los grandes premios, y aquellos que son staff permanente de los medios en la F.1 advierten que el británico puede resultar un brazo comunicacional de RBR para preparar una salida elegante de Checo Pérez. En una temporada con varios sobresaltos, la lógica señalaría que el mexicano se mantendrá como compañero de Max Verstappen hasta el cierre del curso.
Todas las oportunidades son bienvenidas para Colapinto, que ya demostró que no le tiembla el pulso para tomar casilleros. Las ventanas en la F.1 no son muchas. Williams asegura un espacio dentro del equipo para 2025 como piloto de reserva, aunque nada afirma que en 2026 el argentino tenga un asiento con Carlos Sainz Jr. y Alexander Albon con contratos vigentes. En Grove enseñaron a tener ojo clínico y escoltar el crecimiento del pilarense, que en las figuras de Vowles y el ingeniero Gaëtan Jego tiene a dos incondicionales; una tercera pata es Sven Smeets, el director deportivo que estuvo presente en la charla en la que comunicaron que tendría su primera prueba libre en Silverstone y que admitió, días atrás, estar equivocado al entender que Franco todavía no estaba preparado para la F.1.
El espectro Red Bull Racing y su equipo satélite RB es muy diferente a la familiaridad que existe en Williams: desde que son juniors los pilotos sostienen una feroz lucha por un asiento y en Milton Keynes no vacilan en ascender o degradar pilotos de un equipo a otro: Albon, actual compañero de Colapinto, es uno de los varios nombres que trituró la maquinaria Red Bull Racing, al igual que Pierre Gasly, Sainz Jr., Ricciardo… todos nombres de la actual grilla.
En la puja por los asientos de Audi y RB asoman dos pilotos que son protagonistas de la F.2 y fueron rivales de Colapinto. El brasileño Gabriel Bortoleto es seguido por la marca de los anillos y el francés Isack Hadjar, un mimado de Horner, podría recalar en la fábrica de Faenza. Cuando era impensado correr en la F.1 en 2024, el argentino lo hace. El futuro es incierto, pero prometedor.
Por Alberto Cantore
Fuente Lanacion