El presidente republicano argumentó: «Estábamos perdiendo las fábricas de autos, se estaban construyendo en Canadá, México y otros lugares y ahora esas plantas se están mudando a Estados Unidos».
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este miércoles 26 de marzo fuertes aranceles a las importaciones y repuestos de automóviles. “Vamos a cobrar a los países por hacer negocios en nuestro país y tomar nuestros trabajos, tomar nuestra riqueza. Vamos a implementar un arancel del 25% a todos los automóviles que no se fabriquen en Estados Unidos. Si se fabrican en Estados Unidos, no hay arancel alguno”, remarcó el mandatario al firmar la orden en la Oficina Oval.
“Estábamos perdiendo las fábricas de autos, se estaban construyendo en Canadá, México y otros lugares y ahora esas plantas se están mudando a Estados Unidos”, afirmó Trump. Estos aranceles entrarán en vigor el 3 de abril y afectarán a los automóviles y camionetas ligeros de fabricación extranjera. La medida que alcanza también a las piezas sueltas.
La tasa aplicada anteriormente era del 2,5%. Esto significa que los autos importados pasarán a tributar al 27,5% de su valor. En el caso de los autos eléctricos chinos, que ya están gravados al 100% desde agosto de 2024, los aranceles subirán al 125%. Habrá una excepción: los vehículos ensamblados en México o Canadá estarán sujetos a un impuesto del 25% sólo sobre la parte de piezas sueltas que no procedan de Estados Unidos.
El exfuncionario de comercio estadounidense Ryan Majerus explicó esta medida del Gobierno diciendo: “La ventaja de los automóviles es que la administración puede actuar mucho más rápido si quiere, a diferencia de lo que ocurre, por ejemplo, con la madera o el cobre, en los que hay que iniciar investigaciones”.
Wall Street se desplomó antes del anuncio de Trump, con las acciones de General Motors cayendo un 3,1%. Al abrir los mercados asiáticos el jueves 27 de marzo, las acciones de los fabricantes de automóviles también cayeron drásticamente: Toyota, el fabricante de automóviles más vendido del mundo, bajó casi un 3,5%; Nissan bajó un 2,5%; Honda llegó a caer un 3,1%; Mitsubishi Motors bajó un 4,5%; Mazda bajó un 5,9% y Subaru se desplomó un 6,1%. El gobierno japonés definió la decisión de Washington como “extremadamente lamentable”, mientras que el primer ministro Shigeru Ishiba advirtió que Tokio estaba “considerando todo tipo de contramedidas”.
“Imponer aranceles del 25% a los automóviles importados tendrá un impacto devastador en muchos de nuestros socios comerciales cercanos”, remarcó Wendy Cutler, vicepresidenta del Instituto de Políticas de la Sociedad Asiática y exnegociadora comercial de Estados Unidos. Por su parte, el primer ministro canadiense, Mark Carney, definió los aranceles de Trump como un “ataque directo” a los trabajadores de su país y anunció que se reunirá con su gabinete este 27 de marzo para debatir las represalias.

Peter Navarro, asesor principal de Trump para comercio y manufactura, en una reunión informativa después del anuncio del presidente, criticó a los “tramposos del comercio exterior” que, según su visión de los hechos, convirtieron el sector manufacturero estadounidense en una “operación de ensamblaje de piezas extranjeras con salarios más bajos”.
Alrededor del 50% de los automóviles vendidos en Estados Unidos se fabrican en el país; de las importaciones, la mitad proviene de México y Canadá, con Japón, Corea del Sur y Alemania cumpliendo un rol muy importante como proveedores. Un funcionario de la Casa Blanca reconoció que, de los automóviles fabricados en Estados Unidos, más de la mitad fueron ensamblados con piezas extranjeras.
Trump defiende los impuestos como una manera de aumentar los ingresos del gobierno y revitalizar la industria estadounidense; pero apuntar contra los autos importados podría complicar sus relaciones con países como Japón, Corea del Sur, Canadá, México y Alemania, que son socios estratégicos de Estados Unidos.

Si bien Trump invocó poderes económicos de emergencia para algunos de sus aranceles más recientes, sus impuestos a los automóviles se basan en una investigación gubernamental completada en 2019 que determinó que las importaciones excesivas estaban debilitando la economía interna y podían perjudicar la seguridad nacional.
El Consejo de Política Automotriz Estadounidense, que representa a los tres grandes fabricantes de automóviles de Detroit (Ford, General Motors y Stellantis), emitió una declaración sobre los aranceles, reconociendo que esperaba que la nueva política de Trump impulsara la producción automotriz estadounidense, pero remarcando un punto esencial: “Es fundamental que las tarifas se implementen de una manera que evite aumentar los precios para los consumidores”.
Esta aclaración se debe a que, según El Centro de Investigación Automotriz, los aranceles estadounidenses —incluidos los de los metales y los automóviles importados— aumentarían el precio de un automóvil en miles de dólares y afectarían gravemente el mercado laboral. Incluso pareció incomodar al aliado de Trump y jefe de Tesla, Elon Musk, quien afirmó que impactará en los costos de producción de su marca.
Además de la industria automotriz, Trump también está evaluando imponer nuevos aranceles a sectores específicos como los productos farmacéuticos, los semiconductores y la madera. El anuncio de este miércoles 26 de marzo se produjo estratégicamente antes del 2 de abril, la fecha definida por Trump como “El Día de la Liberación” de la mayor economía del mundo.
La incertidumbre sobre los planes comerciales futuros del presidente y las preocupaciones de que podrían desencadenar una recesión han afectado los mercados financieros y generado desconfianza en el consumidor, por temor a los efectos que tendrá en su economía diaria la suba de los aranceles.
La extraña estrategia de Donald Trump para calmar a los mercados
Las ambiciones arancelarias del presidente de Estados Unidos generaron nervios entre los inversionistas, afectando los mercados financieros y enfureciendo a los directores de muchas grandes empresas que se sienten traicionados por el referente republicano, a quien consideraban su amigo y aliado.
Colin Grabow, director asociado del Centro Herbert A. Stiefel para Estudios de Política Comercial del Instituto Cato, explicó a la cadena CNN la verdadera estrategia detrás de las medidas de Trump: “Definitivamente tiene que haber un componente de marketing en esto, ya que la lógica detrás del aumento de aranceles no es obvia. Sospecho que la administración Trump está intentando equilibrar sus objetivos de aranceles más altos sin asustar demasiado a los mercados”.
No es la primera vez que Trump cambia de tema presentando un enfoque arancelario menos violento en comparación con sus promesas anteriores. Por ejemplo, días después de su reelección, declaró: “El 20 de enero, como uno de mis primeros decretos, firmaré todos los documentos necesarios para imponer a México y Canadá un arancel del 25% a todos los productos que ingresan a Estados Unidos y a sus ridículas fronteras abiertas”. Sin embargo, esto no pasó, lo que provocó un alza en las acciones y un gran suspiro de alivio para los inversionistas.
Fuente Perfil