El Presidente tiene minoría en ambas cámaras legislativas, pero se mostró efectivo para dejar sin efecto las decisiones del Congreso. Ahora piensa en el impacto que tendrá en los inversores y el FMI.
Javier Milei consiguió un fuerte éxito legislativo. Luego de que el 11 de septiembre logró imponer su veto a la Ley de Movilidad Jubilatoria, apenas un mes después volvió a hacerlo con la Ley de Financiamiento Universitario.
En primer lugar, se trata de un triunfo político. El Presidente está en minoría en ambas cámaras legislativas y seguirá estándolo. No puede construir una mayoría, pero sí se mostró efectivo para articular, junto con el PRO y la colaboración de Mauricio Macri, una minoría de bloqueo, capaz de dejar sin efecto las decisiones del Congreso.
Además, no se trataba de cualquier ley. Nadie puede dudar que el reclamo universitario abraza una causa absolutamente legítima. Pero, desde el primer momento, Milei objetó que la norma menoscababa el equilibrio fiscal. Tal vez no fuese tan alto el presupuesto comprometido por aquella ley vetada, pero sí es cierto que los legisladores que la impulsaron nunca dijeron cómo iban a financiarlo.
El mensaje que acaba de enviar al imponerse en la votación llega también en un momento oportuno porque ayer comenzó a discutirse el presupuesto nacional y el mensaje del Poder Ejecutivo es que sus partidas son negociables, pero nunca lo es el objetivo del déficit cero.
Pero, en segundo lugar, es también un fuerte mensaje a los mercados, al FMI y a los potenciales inversores, que parecen ser los verdaderos destinatarios a los que apunta Milei. Nada torcerá su rumbo económico, ni siquiera las causas más legítimas. Ayer, el riesgo país bajó a 1156, una marca que no se lograba desde abril.
Todo ocurre durante un mes donde la división de aguas quedó mas nítida que nunca. De un lado quedan La Libertad Avanza (LLA), el PRO, algunos aliados circunstanciales que prestan sus votos en el Congreso y la CGT dialoguista, la que dirigen Héctor Daer y Gerardo Martínez.
Del otro, quedan ubicados la UCR, el kirchnerismo, los gremialistas de la mesa del transporte que consideran a sus pares de la CGT como cobardes y los gremios más intransigentes como los aeronáuticos. La decisión de Cristina Kirchner de presidir el PJ -aún cuando está próxima a que la Casación confirme su condena- y su foto con Pablo Moyano en el instituto Patria cerraron el cuadro.
Milei subió a Cristina al ring y la expresidenta lo aceptó con gusto. El escenario quedó planteado en términos de ir al futuro o volver al pasado. En el medio, quedaron los muchos universitarios, profesores y ciudadanos que de buena fe quieren una solución de fondo para la universidad pública. Sin embargo, el debate de fondo deberá esperar para otra oportunidad.
Fuente TN