Los libertarios lograron las nueve firmas requeridas en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo; Zago fue electo presidente y apuró el pronunciamiento; este miércoles sesionará la Cámara baja y se espera un debate caliente
En una nueva jornada de agitación en los mercados financieros, el oficialismo buscó dar una señal de calma y despachó, en la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, un dictamen de mayoría que ratifica el decreto de necesidad y urgencia (DNU) que habilita al Gobierno a sellar un acuerdo de refinanciamiento de la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Alcanzado este objetivo –el dictamen–, el oficialismo lo llevará al recinto de la Cámara de Diputados. La sesión especial está citada este miércoles, a las 10, previo a la nueva movilización que fuerzas opositoras y de izquierda convocaron frente al Congreso en defensa de los jubilados. En la sesión los libertarios esperan validar el DNU con el apoyo de los bloques aliados y dialoguistas; con esta aprobación buscarán garantizar su vigencia, neutralizando al kirchnerismo y la posibilidad de voltearlo en el Senado.
El oficialismo destrabó el dictamen con el guiño del senador formoseño Francisco Paoltroni. Tal como anticipó a LA NACION, el legislador presentó un dictamen propio, aunque en disidencia. Al oficialismo le dio igual: lo único que le importaba era reunir el voto de la mayoría absoluta de la Comisión Bicameral (nueve firmas sobre un total de 16 integrantes) para emitir dictamen.
Al caer la tarde, los libertarios contabilizaron ocho firmas propias en su dictamen a favor del DNU, mientras que Paoltroni firmó el suyo, aunque en disidencia. Paradojas de la política: con su noveno voto el formoseño, quien fuera expulsado del bloque de La Libertad Avanza el año pasado por sus críticas a la gestión del presidente Milei, le salva el pellejo al Gobierno y a sus huestes en la Cámara de Diputados, que convocaron a una sesión especial de urgencia para este miércoles.
El oficialismo jugó al límite. Sin el dictamen habilitado, la sesión se encaminaba al fracaso y el Gobierno corría el riesgo de enfrentar una nueva e impredecible jornada negra en los mercados. Con el dictamen en la mano va al recinto más tranquilo.
Los legisladores de Unión por la Patria, contrarios al DNU, intentaron desde el vamos bloquearle el camino al oficialismo.
La reunión de la Comisión Bicameral arrancó con polémica y muchos nervios. El kirchnerismo, en las voces de los diputados Germán Martínez y Carolina Gaillard, cuestionó la continuidad del senador libertario Juan Carlos Pagotto al frente del cuerpo. Arguyó que se trata de una presidencia rotativa y que este año le corresponde a la Cámara de Diputados. Se trata de un sitial clave ya que, en caso de empate entre los miembros de la comisión, el presidente desempata.
Sin inmutarse ante los cuestionamientos kirchneristas, Pagotto ocupó su lugar en la presidencia. “Usted ya no es autoridad de esta comisión; tiene que salir del estrado”, lo conminó el diputado Germán Martínez, jefe del bloque de Unión por la Patria.
“Si no tenemos hoy el dictamen se va a caer la sesión. El kirchnerismo tendrá la culpa”, mascullaba, inquieto, el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, ideólogo de la jugada de apurar mañana (este miércoles) una sesión especial. El riojano se apersonó en la Comisión Bicameral para seguir al detalle el debate; lo acompañaba el vicejefe de Gabinete, José Rolandi. La preocupación de la Casa Rosada por el derrotero del dictamen era indisimulable.
Decididos a desalojar como sea al oficialismo de ese sitial, los legisladores kirchneristas pergeñaron como jugada proponer a Nicolás Massot –un crítico acérrimo de la gestión libertaria– como nuevo presidente. Para ello contaron con el apoyo del senador Paoltroni, un exintegrante de la bancada libertaria expulsado por sus pares por sus críticas a la gestión del presidente Milei.

“La presidencia le corresponde a la Cámara de Diputados. No podemos seguir vulnerando las reglas”, adujo.
Un sudor frío recorrió todo el espinel libertario. La votación terminó empatada en ocho votos de cada sector. Los kirchneristas, a viva voz, reclamaron que se postergue la definición hasta que haya acuerdo; querían impedir, a toda costa, la firma del dictamen.
En una maniobra agónica, los libertarios sacaron una última carta de la galera y propusieron al diputado Oscar Zago como presidente de la Comisión Bicameral. Era el único candidato al que Paoltroni estaba dispuesto a apoyar.
Finalmente, el diputado del MID resultó electo por mayoría de los miembros presentes. Incluso el diputado Lisandro Almirón, con quien Zago se trenzó casi a las trompadas en la última sesión de la Cámara de Diputados, lo apoyó.
“Ante todo está la República y el presidente Javier Milei. Voto por Zago, ¡viva la libertad carajo!”, exclamó el correntino.
Los libertarios respiraron de alivio. Incluso se dieron el gusto de nombrar, con esta mayoría fugaz, al chaqueño Víctor Zimmerman como vicepresidente. Los kirchneristas, derrotados, se abstuvieron. Al final de la jornada decidieron no firmar dictamen.
Sin detalles del acuerdo
Luego de este trámite, arrancó la exposición de cuatro funcionarios del Ministerio de Economía: el viceministro José Luis Daza, Pablo Quirno (Finanzas), José García Hamilton (secretario Legal y Técnico de Economía) y Marcelo Griffi (director del BCRA). Los funcionarios no se salieron del libreto y no dieron detalles sobre la letra chica del acuerdo con el FMI, al argumentar que todavía no está cerrado.
El que llevó la voz cantante de las exposiciones fue Quirno. El funcionario no avanzó en más precisiones que las que ya figuran en el DNU. Allí sólo se anticipa que se trata de un acuerdo de facilidades extendidas, con un plazo de gracia de cuatro años y medio sin pagos de capital al organismo y que el dinero recibido se usará para cancelar letras intransferibles, vieja deuda que el Tesoro (Ministerio de Economía) mantenía con el Banco Central y cubrir vencimientos con el organismo. Nada dice sobre los montos ni las tasas del nuevo endeudamiento.
Los diputados Martín Tetaz (UCR) y Massot intentaron, en vano, que los funcionarios den mayores detalles, en particular sobre cuál será el monto total del crédito que desembolsará el FMI en este nuevo programa y, de esos fondos, cuánto se destinará a cancelar las letras intransferibles y cuanto a la reprogramación de la deuda, como así también el costo financiero total.
Massot, por su parte, le reprochó a los funcionarios de Economía que el Poder Ejecutivo haya apelado a un DNU para ratificar este nuevo acuerdo cuando la ley de sostenibilidad de la deuda, aprobada en 2022, exige una norma aprobada por el Congreso para autorizar toda operación de crédito público entablada con el Fondo.
“Esto no es menor, estamos sentando un precedente bastante nocivo. Se raya la falta de legalidad que el Congreso autorice una operación de crédito público sin que figure cuál es el monto máximo. Eso no está estipulado en este DNU”, enfatizó Massot quien, al igual que Tetaz, insistió en saber cómo se van a valuar las letras intransferibles en manos del BCRA que el Tesoro pretende comprar con los fondos del FMI.
“Hay todavía situaciones que no están definidas –se excusó Quirno–. El monto total no es una situación de capricho, es una decisión que la debe tomar el directorio del Fondo. La secuencia de desembolsos está también a definir porque depende del monto final”.
Quirno, al igual que García Hamilton, justificaron que se haya utilizado un DNU porque, a su juicio, están dadas las situaciones de necesidad y urgencia. “La urgencia está dada por la situación en la que se encuentra el balance del Banco Central”, enfatizó Quirno, a lo que Daza agregó: “La urgencia es dar un paso adelante para terminar de estabilizar la economía y terminar la pobreza. Es clave para la estabilidad darle solvencia al Banco Central. Es importante salir cuanto antes de esta situación”.
Por Laura Serra
Fuente Lanacion