Una parte muy importante del gaucho se encuentra como herramienta y lujo las espuelas. Se aseguraban a los talones para acicatear al caballo. Se conocieron en infinidad de formas y tamaños; de plata, primorosamente cinceladas, con incrustaciones de oro; generalmente eran de hierro. como ahora, la variedad dependía del poder adquisitivo de cada uno.
La espuela es, por lo menos desde la Edad Media, desde los tiempos de la Caballería, atributo fundamental del jinete o caballero, mucho más que simple instrumento para accionar o comandar el caballo.
Nuestro gaucho, sin conocer las tradiciones de la antigua caballería, con su idea tan particular de altivez y machismo, armó, como el gallo, sus talones con aquellos poderosos espolones de hierro o de plata, que recibieron los nombres de «chilenas», «nazarenas» y «lloronas», según distintos detalles de su forma. Estas enormes espuelas, de gran rodaja y casi todas con poderoso rodete, no son de origen árabe o de la original escuela española de equitación, sino heredadas de la caballería alto-alemana que participó de la conquista de estas regiones en tiempos de D. Carlos V (Primero de España).
La espuela, básicamente, consta de 4 elementos bien diferenciados:
1. El cuerpo o arco: que a su vez consta de a) el arco propiamente dicho, que es el tercio curvo que ajusta el calcañar y b) las piernas que son los dos tercios que siguen los costados del pie. Casi en los extremos las piernas tienen un doble corte u ojal horizontal que permite el paso de las correas que sujetan la espuela al pie, pasando bajo la planta y sobre el empeine donde se ajustan con una hebilla.
2. El pihuelo o pigüelo, voz derivada de pihuela, que eran los grillos de hierro que se ponían a los prisioneros para trabarles los pies.
3. La rodaja, rueda de hierro de rayos independientes o púas o simple disco de borde dentado, calado o no, que era la parte para espolear al caballo.
4. Entre el arco y el pihuelo hay un elemento, que sirve de adorno, protección y también para sujetar allí las alzaprimas, cadenillas o cabrestillos, que son elementos que se utilizan para mantener una buena posición de la espuela. Este elemento consiste en un disco metálico, tangente al centro del arco, en cuyo centro se inserta el pigüelo.
Fernando Assunçao en su «Pilchas criollas», establece 2 variedades de espuelas: las nazarenas y las chilenas.
Nazarenas: de latón, hierro o de plata; posee un rodete grande de 5 a 8 cm. de diámetro, de borde liso u ondulado: generalmente toda su forma, labrados y caladuras, recuerdan a una rosa o un rosetón. El pihuelo es curvado hacia abajo, ancho y no muy largo, la rodaja puede ser de entre 5 y 10 cm., puede tener forma de rosa o de estrella con grandes radios o púas. Más frecuente el primer tipo en las de plata y el segundo en las de hierro. Las de plata protegen y adornan la rodaja con dos discos de plata, de chapa muy fina y lisos llamados «guardapolvos». Las alzaprimas eran de tiento (para las de hierro) o cadenas de plata (para las de plata).
Chilena: difundidas en Chile y Cuyo (en Argentina), consta del cuerpo o arco de hierro o acero, de sección semi-circular, con la cara plana hacia adentro y la convexa hacia afuera. El pihuelo, corto y recto, sin rodete. Se sostenían al pie con una ancha tira de suela repujada y una hebilla de plata. Las rodajas muy grandes, del tipo estrella con púas independientes hasta el eje. No tenían alzaprimas o cabrestillos.