Las antiguas carretas eran como «ranchos rodantes» que recorrían todo el vasto territorio nacional, movilizando la economía del país.
Recorrían miles de kilómetros enfrentando todo tipo de inconvenientes como el ataque de los indios y de los renegados que asolaban la frontera. Era el único medio de transporte para las familias que se trasladaban a las provincias en viajes de 40 a 60 días por caminos prácticamente intransitables.
Las carretas era un vehículo de grandes ruedas, que medían entre 2,5 y 3 metros de diámetro. Eran conducidas por el «carretero» que iba sentado en el extremo del pértigo -palo que va desde la carreta hacía adelante donde se amarran a los bueyes-, entre la cabeza de los animales, en donde se colocaba un asiento llamado banco de carreta, que en realidad era una madera sobre la que se colocaba un cuero blando lanudo, generalmente de oveja.
La madera que se utilizaba para la construcción de la carreta eran muy duras, especialmente las utilizadas para las ruedas, tipo el lapacho o el urunday. Al comienzo los materiales usados eran maderas para el armazón de la caja y las ruedas y paja para hacer una especie de quincho sobre la caja, Luego con la obtención del hierro, fue reforzada con este elemento.
Las carretas eran arrastradas por 4, 6 y hasta 8 yuntas de bueyes, los que recibían el nombre de Bueyes Pertigueros.
Las carretas provenientes del sur paraban en lo que hoy es la Plaza Constitución (ciudad de Buenos Aires) y las que venían del norte en la llamada plaza Monserrat, que estaba ubicada en lo que hoy es la avenida 9 de Julio entre Moreno y Belgrano (ciudad de Buenos Aires)
Hasta 1890 en la Plaza Once, se juntaban las tropas de carretas, constituyendo un verdadero mercado de carretas, dándole un aspecto pintoresco y de un contraste realmente asombroso con lo que hoy conocemos como Plaza Miserere.
Se le llama tropa de carretas a las que marchaban en una interminable fila. Al frente de ellas marchaba el «baqueano» que era aquel hombre que más conocía los terrenos, caminos y costumbres de las diferentes regiones. A los costados de las carretas eran arreados los caballos de trabajo, los bueyes de refresco y los animales de consumo para la alimentación de los pasajeros.
En la actualidad existen carretas y carretones que se pueden visitar en los diferentes museos de toda la Argentina, destacándose el Museo de Carruajes que se encuentra en la ciudad bonaerense de Luján.