La medida adoptada por el Gobierno nacional avanza sobre el abordaje interdisciplinario de los pacientes. Implica que ya no se prestarán servicios de psiquiatría, sociología, enfermería, trabajo social, terapia ocupacional ni musicoterapia. El nosocomio público se especializa en consumos problemáticos y es referente a nivel nacional por su profesionalismo.
“El Gobierno nacional decidió, por medio del ministerio de Salud, cerrar las residencias interdisciplinarias de salud mental. Ya no van a otorgarse cupos para ninguna de las seis disciplinas”, apuntó Karen Krenz, residente del Hospital Laura Bonaparte, quien explicó en la mesa del programa “QR” —emitido por la pantalla de Bravo TV de lunes a viernes a las 22— cuáles son las especialidades eliminadas de la atención: psiquiatría, sociología, enfermería, trabajo social, terapia ocupacional y musicoterapia.
Especializado en salud mental y consumos problemáticos, referente a nivel nacional por su profesionalismo, calidad médica y abordaje multidisciplinario, el nosocomio se encuentra intervenido desde fines de enero, y ha sido blanco de distintas avanzadas tendientes a desfinanciarlo.
Consultada sobre las consecuencias que la eliminación de las residencias traerá para la ciudadanía, Krenz explicó que ocasionará una fuerte caída en la calidad de la atención más allá de la medicalización de los internos.
La residente subrayó la importancia que posee el abordaje interdisciplinario en la atención de los pacientes que padecen trastornos mentales: “Permite atender al sujeto en distintas dimensiones como por ejemplo cuál es su situación social”, especificó.
El periodista y conductor del programa, Pablo Caruso, le preguntó a Mario Rovere, médico sanitarista y ex viceministro de Salud de la Nación, —presente en la mesa como invitado—, si la decisión del Gobierno obedece a una razón de costos. El sanitarista dijo que va mucho más allá del financiamiento ya que la medida es una expresión de una “discusión ideológica”. “Existe resistencia a la ley de salud mental desde el momento mismo en que fue promulgada, y las residencias interdisciplinarias son la nave insignia de la norma dado que rompen con el modelo psiquiátrico clásico”, explicó Rovere.
El sanitarista luego comparó la situación con distintas políticas adoptadas actualmente en Estados Unidos por parte del gobierno de Donald Trump. Apuntó a la existencia de una suerte de corriente “internacional de ultraderecha” que se vale de think tanks —organizaciones que investigan, analizan e implementan políticas públicas— con el fin de instalar modificaciones “tan profundas que requieren golpear el sentido común”, especialmente la idea de que “la salud mental es un derecho”.
El cuadro de situación «es peor de lo que pensaba”, concluyó Caruso.
Fuente Perfil