La Casa Blanca asegura que «la pelota» para negociar una salida a la guerra comercial «está en la cancha de China». Sin embargo, el país asiático se muestra incólume y dejará de recibir los Boeing estadounidenses.
Al mismo tiempo que el presidente chino, Xi Jinping, recorre el sudeste asiático para coordinar una respuesta conjunta a los aranceles que impuso Estados Unidos, la Casa Blanca afirmó que “está abierta” a un acuerdo con China, pero que la “pelota” está del otro lado.
Desde que Donald Trump inició la guerra comercial con China, Pekín tomó sus propias represalias, aumentó los impuestos a los productos estadounidenses al 125% y, en los últimos días, decidió que no recibirá más los aviones Boeing fabricados en Norteamérica. En este contexto, el republicano recalcula sus pasos.
«El presidente ha afirmado, de nuevo, que claramente está abierto a un acuerdo con China. Pero es China la que necesita un acuerdo con Estados Unidos», sostuvo la portavoz de Trump, Karoline Leavitt. Desde la perspectiva estadounidense, Pekín estaría en desventaja y requeriría negociar, no así EE.UU.
«China quiere lo que tenemos: el consumidor estadounidense», agregó Leavitt y explicó que «en otras palabras, (los chinos) necesitan (el) dinero» de los estadounidenses. Además señaló que la posibilidad de ponerle fin a la guerra comercial está en manos de Xi Jinping. «La pelota está en la cancha de China», dijo.
Trump mantiene los aranceles del 145% sobre los productos chinos y presiona para que Xi Jinping retroceda. Aunque, este domingo, eximió temporalmente a las computadoras, los teléfonos inteligentes y otros productos electrónicos, así como los semiconductores, la mayoría de los cuales proceden del gigante asiático.
A pesar de eso, Pekín se muestra firme en su posición. Luego de subir los aranceles a los productos norteamericanos al 125%, afirmó que “dado que ya es imposible para el mercado chino aceptar las importaciones estadounidenses con el nivel arancelario actual, si Estados Unidos impone más aranceles a los productos chinos, China lo ignorará”, y rechazó la entrega de aviones Boeing.
El gesto molestó al presidente norteamericano, que en su red social Truth Social escribió: «Curiosamente, acaban de retractarse del importante acuerdo con Boeing, al afirmar que ‘no tomarán posesión’ de los aviones», declaró Trump.
Además, Pekín parece determinada a atacar la agricultura estadounidense. El canal australiano ABC afirmó que las exportaciones de carne de vacuno a China han aumentado considerablemente mientras que los exportadores estadounidenses no han podido renovar las licencias. La Federación Estadounidense de Exportadores de Carne no respondió a las preguntas de la AFP.
Las negociaciones arancelarias con los demás países
Para todos los demás países, el presidente estadounidense pausó durante 90 días los aranceles adicionales que superen el 10% y abrió la puerta a las negociaciones.
La Unión Europea está «en una posición de fuerza» en los diálogos, dijo la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una entrevista con la revista alemana Die Zeit. «Los europeos sabemos exactamente lo que queremos y cuáles son nuestros objetivos», consideró.
Otro país en la mira de Trump, Canadá, envió el martes un gesto a los fabricantes de automóviles: les permitiría importar una cierta cantidad de vehículos ensamblados en Estados Unidos a cambio de que se comprometan a mantener la producción en territorio canadiense sin gravámenes. Ottawa impuso aranceles del 25% a estos productos en represalia por el 25% aplicado por Washington a los vehículos que entren al país.
Según la prensa japonesa, Honda considera trasladar sus líneas de producción canadienses a Estados Unidos, un proyecto que el grupo ha negado. Además de los automóviles, Trump también impuso tarifas del 25% al acero y al aluminio. Planea hacer lo mismo con los semiconductores y los productos farmacéuticos «dentro de uno o dos meses», según su secretario de Comercio, Howard Lutnick.
Fuente Perfil