Es la muletilla que se deja escapar sin pensar lo que se dice, generalmente.
En algunos casos, puede representar la impotencia del mediocre, que nunca será nada y que así adopta, subliminalmente, como una desprejuiciada conducta que pretende disminuir lo que él no hizo. Lo que él jamás podrá hacer.
Jorge Luis Borges, desde la eternidad impecable de su pensamiento, argumentaría que los argentinos somos así, “porque nadie nos hizo; todavía estamos para hacernos”, refrendaría, rotundo, con la mirada gris tendida muy lejos y la cabeza imponente apoyada en el bastón con el que podía animar mejor sus torpes travesías de los últimos días.