Aleluya es una expresión de júbilo propia de la liturgia cristiana, particularmente del periodo pascual.
Proviene del hebreo hallĕlū yăh, que significa ‘alabad a Dios’. Ha llegado hasta nosotros sin traducirse gracias a su eufonía y al valor que se le asigna en el canto litúrgico en la tradición judeocristiana.
Por extensión, aleluya se ha asumido también como una exclamación de júbilo: “Aleluya, te acordaste de comprar leche”. O una buena noticia: “Traigo aleluyas para todos”.
Un aleluya, por su parte, es también una composición poética formada por dos versos de ocho sílabas, generalmente de carácter popular.
Se llama también aleluya a las estampitas que contienen la explicación de un asunto piadoso, que eran arrojadas al pueblo en Sábado Santo, o en cualquier otro momento, al pasar las procesiones.
Aleluya en la tradición judeocristiana
El aleluya es un canto que está ligado a la celebración de la Pascua, tanto judía como cristiana. Como tal, es una aclamación litúrgica de gozo que expresa una serie de sentimientos religiosos. Se caracteriza por ser el canto de los hombres rescatados por Dios y redimidos por el sacrificio de Jesucristo.
Aleluya en la Biblia
En la Biblia, más específicamente en el Antiguo Testamento, la expresión aleluya aparece generalmente en los salmos, que son composiciones de alabanza a Dios. De allí que muchos de ellos comiencen o cierren con esa aclamación, como por ejemplo los salmos 111, 112 o 113.
En el Nuevo testamento, por su parte, aparece en el Apocalipsis: “Y oí como la voz de una gran compañía, y como un ruido de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que decían: ¡Aleluya, porque Dios, nuestro Dios Todopoderoso, ha reinado!” (19: 6).
Fuente: significados.com